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Sigo siendo bailarín

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La postmodernidad no es estar en uno mismo. Seguir siendo bailarín es al mismo tiempo una constante y una decisión, casi siempre política. Kléver Viera, bailarín y coreógrafo, nocrea personajes porque los personajes son simples devenires. Sus personajes le habitan siempre, por ello su fuerza está en la dramaturgia y no concibe la danza sin un propósito estético que pasa por el entrenamiento y la técnica. México y la danza de los ochenta en Ecuador serán sus referentes más importantes. Cuando no le recibieron en al Instituto de Danza, arrastró el hombro por la pared y se fue llorando.

 

"Yo sigo siendo un bailarín". Después de casi cuarenta años de estar trabajando, Kléver Viera sigue en el tema de la identidad. Porque todavía le duele la invasión sufrida hace más de quinientos años, por ejemplo. "O sea me duele todavía ver a mis indios, la miseria, verles como siguen manipulados, y yo sigo ahí en ese dolor. Y también sigo preguntado quién mismo soy yo. Es decir, qué hago, dónde estoy". Parte de estas reflexiones están en su coreografía La Patria de enmedio. Los personajes de su obra le habitan, pero también son personajes signos que se construyen dentro de la dinámica del trabajo. "Porque yo soy mayormente un maestro de danza aunque yo no use eso; el mismo término maestro lo descodifico, porque digo: yo sigo siendo un bailarín". Por eso es que casi no crea personajes; los personajes –dice el coreógrafo- son devenires; devienen y surgen en el trabajo.
 

 

 
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