Juan Rulfo. Pédro Páramo
Juan Rulfo, artista completo que además de escritor, fue fotógrafo, cineasta y viajero. Su novela y sus cuentos son un viaje a la profundidad del campo mexicano, un acercamiento perfecto a su habla y cultura popular. Con destreza de antropólogo, reinventó la realidad mexicana para construir un universo alterno tan genuino, que supera en autenticidad al mundo de los hechos. Esta autenticidad artificial es la característica de las obras maestras.
Pedro Páramo o cómo alcanzar la perfección en 100 páginas. Esta historia es un referente de la literatura mexicana, hispanoamericana y mundial. Su alcance, sonoridad e influencia la convierten en una obra maestra de las letras del Siglo XX. Esta novela es una de las mejores de todos los tiempos. Ideal para leer, releer y cautivarse una y otra vez. El escenario en donde se desarrollan los acontecimientos es el poblado de Comala. Un universo en donde el tiempo lineal se ha convertido en cíclico. Un lugar poblado de fantasma que viven un presente virtual en donde todos los acontecimientos suceden a la vez. “Un pasado siempre actual, las cosas ocurrieron, pero siguen ocurriendo”. (Juan Villoro). Las cosas existen y al mismo tiempo no existen.
Las peores noches son las de lluvia. La humedad hace que los muertos hablen y cuenten sus historias. El autor nos pinta varios retazos, nos permite ver partes de una historia; las suficientes para entenderla en su totalidad. Juan Preciado llega en búsqueda de su padre y se encuentra con un poblado habitado por los murmullos y los espectros de lo que fueron los hombres y mujeres de la Media Luna y Comala. Más temprano que tarde descubrimos que Preciado es un muerto más en este relato. Pedro Páramo, es cacique, caudillo y patriarca. Sus métodos para ampliar sus terrenos y consolidar su dominio son violentos y crueles. Es dueño de todo, excepto del corazón de la mujer que ama. Susana San Juan, la loca enamorada del finado Florencio. Sus noches son de delirios voluptuosos en la carne de su amado fallecido. Que calor en esas noches de Comala, se dice que más de uno regresa del infierno por su cobija para abrigarse.
Los personajes de esta historia tienen nombres inolvidables: Eduviges Dyada, Damiana Cisneros, Miguel Páramo, Padre Rentería, Fulgor Sedano, Dorotea, Justina Díaz, Bartolomé San Juan, Abundio Martínez y los antes mencionados. La maestría del autor es crear un mundo con tantas historias que se cruzan en muy pocas páginas. Muchas de sus escenas se quedan marcadas para siempre en la mente de los lectores: el encuentro de Juan Preciado con Abundio Martínez, la muerte de Miguel Páramo, los levantamientos en armas, la pasión de Susana San Juan, el amor incestuoso de su padre Bartolomé, su muerte y la fiesta que se armó en Comala cuando las campanas sonaron. Los pecados del Padre Rentería que le impiden dar la absolución a las almas, “la muerte” de Juan Preciado debido a “los murmullos” y el asesinato de Pedro Páramo son otros momentos imperecederos.
El Llano en llamas es una colección de cuentos que se desarrollan en un paraje ficticio inspirado en el campo Mexicano. Los personajes, en su mayoría campesino pobres o desposeídos que huyen nos recuerdan al marginado. El léxico empleado por Rulfo en sus textos es excepcional. Cada palabra tiene un sentido total en la historia. Cada frase es bella, armónica y se hace funde con el todo de su obra. Sus diálogos son la expresión más viva del habla del campesino mexicano, tanto así, que un campesino de verdad no hablaría con esa naturalidad. Son creaciones ficticias más reales que la realidad.
No puedo hablar de cuentos favoritos. Todos son excepcionales. Los protagonistas viven un presente trágico y añoran su pasado y anhelan un mejor porvenir. Son los excluidos de la historia, los solitarios campesinos de Jalisco retratados con ese tinte del Realismo Mágico, en su expresión más popular y universal a la vez. La soledad atraviesa cada una de estas historias que tiene un profundo matiz religioso. La creencia católica se sincretiza con la superstición de los campos, para concretar esa religiosidad tan única y mestiza de los pueblos latinoamericanos. Imprescindible en toda biblioteca. ¿Qué esperas para leer a Juan Rulfo?
Chiquilla:
¿Sabes una cosa?
He llegado a saber, después de muchas vueltas, que tienes los ojos azucarados. Ayer nada menos soñé que te besaba los ojos, arribita de las pestañas, y resultó que la boca me supo a azúcar; ni más ni menos, a esa azúcar que comemos robándonosla de la cocina, a escondidas de la mamá, cuando somos niños.
También he concluido por saber que los cachetitos, el derecho y el izquierdo, los dos, tienen sabor a durazno, quizá porque del corazón sube algo de ese sabor.
Bueno, la cosa es que, del modo que sea, ya no encuentro la hora de volverte a ver.
No me conformo, no; me desespero.
Ayer pensé en tí, además, pensé lo bueno que sería yo si encontrara el camino hacia el durazno de tu corazón; lo pronto que se acabaría la maldad a mi alma.
Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y fin de todas las cosas.
Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio
Dirección, producción y textos: Fernando Endara I.