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  • Ene 06, 2024
  • 4 minutes

La resistencia noviolenta al calor de las ollas comunitarias

*Marian Mejía

Las ollas comunitarias son un símbolo de resistencia en las protestas sociales, representan el proceso organizativo de la comunidad para acompañar la movilización social y garantizar los alimentos en tiempos de crisis. Estas fueron las protagonistas silenciosas del paro nacional de Colombia en 2021 que «alimentaron»  las demandas sociales generadas como consecuencias del COVID19. El aislamiento social producto de la pandemia, que exacerbó la precariedad laboral y aumentó la inseguridad alimentaria, más el impulso de políticas injustas como la reforma tributaria planteada por el expresidente Iván Duque, detonaron el estallido social el 21 de abril del 2021. En ese contexto, las ollas comunitarias surgieron para dar de comer, respaldar y cuidar a los manifestantes de las protestas sociales vividas en el país, fuertemente reprimidas por la Policía Nacional.

Las ollas comunitarias, conformadas mayormente por mujeres barriales, se instalaron en los puntos de concentración de la protesta social. La mayoría de estos ubicados en barrios empobrecidos. En Bogotá, las ollas se montaron en espacios públicos como calles, andenes o parques. El Portal de la Resistencia fue un punto donde se instalaron las ollas en esta ciudad y alrededor de estas confluyeron mujeres, jóvenes y demás voluntarios que cocinaban y se encargaban de picar lo alimentos, de servir la comida, lavar lo platos, gestionar la leña, prender el fogón. También gestionaban las donaciones de los alimentos a través de redes como el Espacio Humanitario Al calor de la Olla. En este espacio confluyeron muchos voluntarios y voluntarias para garantizar la subsistencia alimentaria de los manifestantes.

Además de suplir las carencias alimentarias de la comunidad en medio de la crisis, las ollas tejieron solidaridades y reivindicaron el cuidado como elemento fundamental para preservar la vida en medio de la represión a la protesta social. En ciudades como Bogotá y Cali se propiciaron espacios seguros y puntos de encuentro para las personas que querían manifestarse, reivindicando el cuidado como un elemento fundamental en la protesta social. En el barrio Puerto Resistencia de Cali, muchas de las mujeres de las ollas comunitarias salvaron a los manifestantes de las detenciones arbitrarias que realizaba la Policía Nacional. Incluso llegaron a intermediar para que la represión a los protestantes disminuyera en el punto de concentración. Así lo manifestó doña Marta, impulsora de una olla comunitaria y conocida como «mamá de corazón», en una conversación informal que sostuve con ella.

Pese a que no existe mucha información documentada sobre el rol que desempeñaron las mujeres de las ollas comunitarias para el cuidado y protección de los manifestantes, la experiencia que compartió doña Marta deja entrever que las mujeres hicieron resistencia pacífica y lograron impedir, en repetidas ocasiones, detenciones arbitrarias. Gran parte de las acciones enmarcadas en las ollas giraban en torno a garantizar la subsistencia alimentaria e intervenir en los excesos y abusos de la Policía Nacional hacia los manifestantes. Estos fueron los ejes centrales que impulsaron a las ollas comunitarias para mantener una resistencia noviolenta contra la represión a la protesta social, ejerciendo una labor de garantía de derechos que debía atender el Estado colombiano: la preservación de la vida y la seguridad alimentaria.

Cocinar en las ollas o intervenir en las otras actividades relacionadas con estas, como la gestión de donaciones para el abastecimiento de alimentos,  generó la articulación de procesos. El acto de alimentar en las protestas o el arte de cocinar un sancocho, un canelazo, arroz o aguapanela, alentó y alimentó la palabra. Generó espacios de encuentro donde se crearon afectos solidarios que permitieron a los manifestantes reinventar las formas de protestar. A través de los alimentos se tejía y se nutría de fuerza y esperanza a los manifestantes que, en medio de un contexto hostil, eran criminalizados y condenados con repertorios violentos por ejercer distintas formas de protesta social. Las ollas comunitarias fueron un punto de encuentro para socializar, acompañar y respaldar otras actividades culturales impulsadas desde el paro nacional.

Una de estas iniciativas ocurrió en Cali, ciudad que se convirtió en el corazón de las protestas a nivel nacional. La  comunidad del barrio Puerto Resistencia construyó el Monumento a la Resistencia con el apoyo de las mujeres de ollas comunitarias. Ellas se involucraron en el proceso organizativo de gestión de recursos que demandó esta actividad y alimentaron a las personas involucradas en la construcción del monumento.Por esta razón, la comunidad barrial decidió construir un segundo monumento dedicado a las ollas comunitarias como reconocimiento por proveer los alimentos a los manifestantes en el marco del paro nacional y porque en esos espacios confluían las ideas y propuestas para accionar colectivamente.

La resistencia noviolenta al calor de las ollas comunitarias fue determinante para el mantenimiento de la protesta social en Colombia. Alrededor de estas se tejieron lazos de solidaridad entre los manifestantes que hicieron posible la resistencia civil noviolenta ante el uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía Nacional. Rescataron que el cuidado también es político, lograron salvaguardar la vida e integridad de los manifestantes oponiéndose a sus detenciones arbitrarias. Se convirtieron en espacios seguros y pacíficos donde pudieron articularse las discusiones e iniciativas de actividades culturales, como el ocurrido en Puerto Resistencia, que cuestionan la represión por parte de la Policía a la protesta social.

En Colombia, ahora son un símbolo de colectividad y solidaridad, donde cocinando se resistía y se luchaba.

Texto publicado el 05 de enero del 2024


Sobre la autora
Magister en Relaciones Internacionales con mención en Seguridad y Conflicto de Flacso
Ecuador. Politóloga experta en métodos alternativos de resolución de conflictos, justicia
transicional y construcción de paz. ¡Más caleña que la lulada, ve!

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