El obispo de Trujillo, Baltasar Jaime Martínez Compañón, hizo enviar dos esqueletos fosilizados y un oso hormiguero “recién nacido” al Real Gabinete de Historia Natural de Madrid. También envió una acuarela de un oso hormiguero vivo muy atareado atrapando insectos y el cadáver disecado de otro ejemplar adulto, con su lengua empaquetada aparte, “envuelta en papel” para evitar cualquier daño durante el viaje.