Son cinco años de crisis en Nicaragua y es difícil describir cómo es vivir en un país con una dictadura feroz. Aquí se respira desesperanza. Hay salidas masivas de nicaragüenses que son perseguidos políticos o no tienen opciones económicas para vivir. Parece que fue ayer, cuando en abril del 2018 el pueblo despertó, pero ya han pasado varios años y la crisis se agudiza, la represión se mantiene y, frente a eso, la memoria colectiva y la resistencia germinan.

Según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, desde 2018 se han identificado diferentes etapas y niveles de represión. Durante los últimos cinco años estas violaciones a derechos humanos han resultado en la muerte de al menos 355 personas, más de dos mil personas heridas, 322 personas privadas arbitrariamente de su nacionalidad y más de tres mil organizaciones con personerías jurídicas canceladas. Actualmente, hay 89 personas privadas de su libertad de acuerdo al Mecanismo de Seguimiento de Personas Presas Políticas. Este mecanismo es una propuesta de varias organizaciones nicaragüenses defensoras de derechos humanos, familiares de personas presas y excarcelados políticos y de activistas territoriales y digitales que dan seguimiento a la situación de presas y presos políticos.

Frente a este escenario tan adverso resultó importante preguntarnos qué había pasado con la lucha cívica del 2018 y cuál era el camino que estábamos construyendo en Nicaragua. Fue así que identificamos que en el país han germinado distintas formas de resistencia noviolenta, sobre todo, aquellas que han nacido desde el arte y el activismo. Gene Sharp, en The Politics of Nonviolent Action (1973), nos dice que la acción noviolenta “es una manera para la gente de ejercer poder sin usar la violencia”.

Para que una acción noviolenta tenga frutos, esta debe planificarse tomando en cuenta una misión, evaluación, pasos estratégicos y planes de implementación y tácticas. La acción noviolenta es una respuesta que el oponente no espera. Busca generar una tensión social para que las injusticias ignoradas puedan salir a la superficie.

Por el otro lado, la resistencia desde el arte o el artivismo es la expresión de ideas y sentimientos a través de la cultura, música, performance, pintura, entre otros. El artivismo ocurre en el espacio público porque interviene con un mensaje claro, promueve la participación de diversos grupos sociales y genera un diálogo, así como también, se convierte en una forma de sanación, reivindicación y permite la construcción de memoria y testimonio.

Al analizar ambos conceptos vimos oportuno identificar estas acciones noviolentas y artísticas que se han implementado en Nicaragua. Por ello, al inicio del año 2023, estando en Nicaragua, organizamos un taller denominado “Resistiendo desde el arte: una forma segura y artística de intervención ciudadana”, dirigido a mujeres líderes y activistas que tuvieran algún involucramiento en la lucha cívica desde abril 2018.

Para llevar a cabo este taller elaboramos una propuesta para la Convocatoria 2022-2023 de Cemproc y Rotary Club, en la que establecimos un plan de acción contemplando las fechas, el contenido, las actividades, los materiales, la cantidad de personas participantes y el presupuesto. Tuvimos dos encuentros fundamentales. El primero fue con el objetivo de introducir a las participantes en la resistencia noviolenta, explicada desde la definición de Gene Sharp y su manual de los 198 métodos: cómo se planifican estas acciones, la importancia de la táctica y seguridad, el mensaje de la acción. Además, se cuestionó y reflexionó sobre la realidad en la que nos encontramos. En ese encuentro se recogieron experiencias de artivismo del 2018.

A partir de este primer concepto surgió el ejemplo de una pinta de paredes en el barrio popular de Monimbó, en la ciudad de Masaya, donde se colocó la frase “Patria libre para vivir”, haciendo alusión al cambio de paradigma sobre la guerra y el lema que históricamente conocemos como “patria libre para morir”. Pero, desde 2018, los y las nicaragüenses, y sobre todo la población joven, rechazó y aspiró a crear conciencia sobre la resistencia noviolenta para vivir y no para morir.

También identificamos los tipos de mecanismos de cambio que desde esta lucha se emplearon. Se discutió lo que en mayo de 2018 se logró cuando el régimen de Ortega-Murillo se vio debilitado y tuvo que convocar a un diálogo nacional. Así mismo, se estudiaron las acciones de organización, las tácticas de personalización empleadas, las campañas de no cooperación, los pilares del poder que sostienen a este régimen y los distintos ejemplos que este grupo tenía a partir de sus experiencias de resistencia desde el arte.

Algunos de los ejemplos surgidos fueron: patria libre para vivir, las mujeres del pico rojo, los cien días de protestas en Nicaragua, las chimbombas azules y blancos en diferentes departamentos, la marcha de la burla, los cacerolazos, las pintas de rotondas con frases emblemáticas, entre otras.

El segundo encuentro se dividió en dos partes. Por un lado, se construyó el concepto de artivismo y sus principales características como la libre expresión, reivindicación de derechos, la creatividad, el mensaje y la seguridad. Por otro lado, con la colaboración de otra compañera, se realizó una parte práctica para conocer las emociones y visiones de las participantes, empleando distintos materiales que dieran paso a la creatividad. Este momento nos pareció importante ya que cuando estamos en situaciones adversas, aunque la acción es la primera respuesta, también es necesario el reconocimiento de nuestras emociones. Por eso retomamos el autocuidado como una forma de resistencia.

Como conclusiones finales, este taller nos permitió narrar memorias de acciones noviolentas que se emplearon en Nicaragua a partir del 2018, lo que significó un acto político de memoria, reivindicación y nuevas ideas para seguir en resistencia. Algunos resultados identificados fueron que el artivismo es una forma segura y liberadora y forma parte de acciones de resistencias noviolentas y crea una reconexión con nuestro rol en un contexto adverso. El taller fue un espacio seguro que permitió el reencuentro con mujeres compañeras de lucha y se sintió esperanza al compartir y narrar estas memorias en un espacio seguro.

Para finalizar, agradecemos el apoyo y seguimiento de estos proyectos que, pese a la crisis sociopolítica que enfrenta el país, son necesarios no solo para seguir en resistencia, sino también para dejar registro de que la vía de la lucha puede y debe ser la noviolencia para romper el ciclo y hacer las cosas diferentes. ¡Libertad para Nicaragua!

Las autoras

Ambas colaboradoras son activistas de derechos humanos en Nicaragua. Se han desempeñado en proyectos de investigación e intervención con grupos de niñez, mujeres y migrantes.

*Este artículo se publica bajo anonimato para proteger la seguridad de las personas que trabajaron este texto, quienes viven en contextos de represión y hostigamiento político en su país.

Publicado el 11 de octubre del 2023