Escondido entre los infinitos estratos de especímenes minerales en el Museo de Historia Natural de Berlín, hay un frasco con tapa de corcho que contiene un polvo de color tostado con fragmentos grises dispersos. Su etiqueta principal lo identifica simplemente como “guano, excremento de pájaros, encontrado en abundancia a lo largo de la costa del Perú”. ¿Cómo llegó una muestra de estiércol de un pájaro peruano a una de las más prestigiosas colecciones mineralógicas de Europa? Alexander von Humboldt sincronizó su llegada a Lima para coincidir con el tránsito solar de Mercurio el 9 de noviembre de 1802. Pero más que ningún otro, el fenómeno que se le quedó grabado en su estancia en la costa del Pacífico fue el guano. Mientras recorría los muelles del Callao, el fuerte olor a amoniaco de la sustancia que almacenaban las barcazas le provocó varios ataques de estornudos. Había visto antes grandes montones de ese mismo estiércol al norte de Lima, listo para ser esparcido por los campos agrícolas costeros. Esta muestra probablemente fue enviada por Humboldt a Berlín en 1802.