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Treinta años atrás, aproximadamente, era impensable que las universidades de nuestros países generaran tantas redes de relaciones y cooperaran efectivamente, más allá de las retóricas habituales sobre la “universalidad” de las universidades y de las profesiones e investigaciones científicas. La puesta en marcha del proceso de integración regional, a partir de 1986 y la posterior creación del Mercosur en 1991, no solo instituyó la arquitectura jurídico-política de una organización supranacional con objetivos a escala estatal, sino que fue el disparador de múltiples iniciativas de la sociedad civil que hicieron suyos los ideales tantas veces frustrados y postergados de la unidad de América Latina.  Fue así como, múltiples sectores de actividades similares decidieron reunirse para conocerse, intercambiar experiencias, crear formas asociativas, y sobre todo, reflexionar desde cada praxis o disciplina el lugar que cada sector ocupa en este ambicioso proyecto de integración. Ese fue el nacimiento de numerosos “mercosures” que marcharon a un ritmo mucho mayor que las políticas públicas correspondientes.

El Mercosur atravesó desde su creación etapas diferentes pasando por cierta orientación socialdemócrata inicial; luego, por una versión neoliberal de resultados nefastos; y finalmente, por una política que privilegió la política por sobre la economía o el comercio, a partir de la gestión de gobiernos populares, progresistas, pragmáticos y de una clara orientación antiimperialista. El Mercosur creció y se convirtió en UNASUR y luego en la Celac. En la actualidad, no obstante, las fuerzas de la disgregación, que siempre actuaron para impedir la creación de un bloque autónomo, están operando en favor del antiguo sueño de dominación continental de una hegemonía que no se resigna a perder su auto-asignación de un “destino manifiesto”.

Los antropólogos sabemos muy bien que no formamos un bloque compacto y que podríamos hablar de varias “antropologías”. Los temas y problemas que tratamos se han multiplicado de manera exponencial. Las discusiones teóricas están a la orden del día, como la reducción de la antropología a la etnografía y muchos otros desacuerdos de gran interés que hacen a nuestra identidad.

Esta es la oportunidad de debatir las cuestiones centrales de nuestra praxis, pero también es una ocasión fundamental para realizar estos debates en función del contexto histórico y político en el que desarrollamos nuestras experiencias.

La antropología de Misiones se enorgullece de haber trabajado desde hace varias décadas construyendo este foro con colegas, amigos, compañeros y maestros de nuestra ciencia. Hoy les damos la bienvenida con un abrazo fraternal apostando a la continuidad de estas reuniones cualesquiera sean las circunstancias que nos deparen los próximos años, que son de incertidumbre y también de esperanzas. Los antropólogos tenemos mucho que decir sobre ese futuro plagado de desafíos.

Que la XII Reunión de Antropología del Mercosur sea un éxito y que sirva para conocernos, unirnos y trabajar juntos cada vez con más convicción y compromiso.

Dr. Roberto Abínzano

Profesor Emérito