*Devy Grijalva

El trabajo para la población sexo-genérica tiene un sesgo de discriminación y falta de atención por parte del Estado. Las mujeres trans estamos obligadas a ejercer el trabajo sexual, la peluquería y la cocina. El resto de identidades trans tampoco tiene posibilidades para posicionarse en algún espacio laboral. De la misma forma, en el campo de la educación, las personas trans tenemos pocas posibilidades para obtener un título profesional. Y, por otra parte, los emprendimientos y trabajos autónomos de las personas trans no se pueden ejecutar por la falta de acceso crediticio o inversión.

Debido a esta realidad, en la región se han emprendido acciones militantes para conquistar el cupo laboral trans. Argentina, por ejemplo, fue el primer país en conseguirlo en el año 2020. 

En Ecuador ya se han presentado dos proyectos de ley en la Asamblea Nacional (poder legislativo). El primero consistió en entregar beneficios a las empresas que cuenten con el 1% de contratación a personas trans, sin embargo, era un solo artículo de todo el paquete de reformas al Código del Trabajo que presentó el Frente Unitario de Trabajadores (FUT). La segunda iniciativa fue presentada por la Cámara de Comercio GLBTI, pero fue devuelto por diversas inconsistencias, como la exclusión a las personas no-binarias. Por ese motivo la organización Transamblea ha emprendido varias acciones, entre ellas, adherirse al sindicalismo.

Desde mi experiencia e identidad como activista trans tuve la oportunidad de ser parte de la Escuela Sindical donde aprendí sobre los derechos e inequidades en torno al trabajo, conocer a los sindicatos de rama y de otros sectores como la palma, el camarón, la agricultura, la guardianía, el sector público, entre otros. El socializar y convivir con los sindicalistas me hizo reflexionar que los países con más beneficios laborales tienen un gran número de sindicatos. Por ese motivo las personas trans nos hemos instruido y debatido sobre sindicalismo, el uso de las normas e instrumentos internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la no discriminación laboral. Somos conscientes de que nuestra experiencia en el trabajo informal servirá para redactar el articulado del cupo laboral trans y el reglamento para la regulación del trabajo sexual.

Para nosotrxs era importante visibilizarnos y tomarnos un espacio de protesta para obtener el reconocimiento de otros movimientos que también demandan derechos al trabajo. La consigna era que la lucha proletaria debe incluir a la población sexo-genérica. En todo el mundo el primero de mayo es un día reivindicativo de los trabajadores y es necesario la presencia y las voces de las personas trans para demandar en diversidad y unión.         

En la mañana del domingo primero de mayo del 2022, por primera vez en la historia, la población sexo-genérica se hizo presente en la marcha entre centenares de personas por el Día Internacional del Trabajo. Al frente del edificio del Concejo Provincial de Pichincha (Quito), una enorme y diversa concentración se conformaba para recorrer el Centro Histórico de la capital. Entre miles de trabajadorxs surgió el Bloque Transfeminista, planteando consignas contra el neoliberalismo y exigiendo el reconocimiento del trabajo no remunerado y del cuidado, el cupo laboral trans, el trabajo sexual, condiciones laborales dignas para personas sexo genéricas, la situación de las y los migrantes y la erradicación de las violencias patriarcales que vivimos las mujeres, adolescentes, niñxs, toda cuerpx feminizada y sindicalistas.

Aquel día caminamos y gritamos por las calles del Centro Histórico, mientras la gente y las confederaciones sindicalistas nos veían con asombro. Al llegar a la Plaza de San Francisco, lxs compañerxs trans procedieron a colocar la bandera de colores celeste y rosa a un costado del muro de la iglesia, a pesar de los intentos de la policía por impedirlo. De repente una camioneta de la empresa eléctrica se estacionó junto a la bandera trans, los dirigentes de las confederaciones intentaban hacer una tarima improvisada para que sus líderes y representantes hablen frente a la gente. Pero, el Bloque Transfeminista comenzó a exigir que los hombres dejen de hablar y circulen la palabra para que otras voces podamos levantar nuestras luchas y demandas.

Los hombres, visiblemente descompuestos, mandaron callar a las mujeres en una actitud que hicieron parecer al sindicalismo como un grupo de dinosaurios machistas, pese a ser personas que se ubican a la izquierda del espectro político. Ellos dijeron: ya vamos a darle la palabra a las amas de casa, tengan paciencia, ¿no pueden esperar? Otro agregó: esta no es su marcha, váyanse, son infiltradas, quieren romper la unidad de clase. Luego, a una compañera la tomaron del brazo al mismo tiempo que le decían, ¿no quieren que una suba?, ya pues hablen. Finalmente, yo, una mujer trans, subí a hablar. Al estar sobre la camioneta, una compañera del Bloque Transfeminista se acercó para recordarme: “menciona que las mujeres no somos amas de casa, somos trabajadoras explotadas”. Yo lo asumí. En la misma camioneta se encontraban dirigentes del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales (CEOSL), la Unión Nacional de Educadores (UNE) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Era evidente la molestia de los dirigentes, me cortaron la palabra e intentaron quitarme el micrófono varias veces. Nunca escucharon lo que dije.

Luego de esta marcha histórica para las personas trans, en los últimos días de mayo realizamos un encuentro en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC, Quito) sobre el cupo laboral trans para construirlo con las personas que somos afectadxs y demandamos este derecho. El propósito era crear un espacio para escuchar, analizar las realidades y urgencias de las personas trans porque el Ministerio de Trabajo no tiene las vías y predisposición para hacerlo. Eso lo constatamos el 31 de marzo en el Día de la Visibilidad Trans cuando realizamos un plantón en los exteriores de dicha entidad y la respuesta de los funcionarios públicos fue, ¿por qué vinieron vestidos de esa forma? Por esa razón, en la reunión del CAC, decidimos plantear una hoja de ruta para crear un conversatorio cada mes sobre las diversas realidades de trabajo. El objetivo es tener los datos y el sustento para la creación del proyecto de ley del cupo laboral trans e involucrar a los tomadores de decisiones del aparataje gubernamental y legislativo que tengan empatía con la población sexo-genérica.

Finalmente, el conversatorio de junio no se efectuó debido al paro nacional en Ecuador. Sin embargo, las disidencias sexuales estuvimos presentes y sosteniendo la movilización liderada por pueblos y nacionalidades indígenas. En los 18 días de paro nacional, nosotrxs nos dedicamos a realizar trabajos de cuidado, coordinar el centro de acopio, marchar en la calle y sobre todo poner nuestrxs cuerpxs y voces para ser reconocidas. También redactamos el manifiesto con nuestras propias demandas y exigencias, sin embargo, consideramos que, para conquistar el cupo laboral trans en un proyecto de ley, primero se debe ayudar, trabajar y sostener la protesta social.

Gracias a lxs activistas y organizaciones de la población sexo-genérica se ha podido avanzar y colocar la agenda de nuestros derechos dentro del sector social y en políticas públicas. Esperamos que en el periodo de este gobierno de turno —muy conservador— podamos construir el proyecto de ley del cupo laboral trans. Nosotrxs vamos a seguir con los conversatorios cada mes hasta llegar a noviembre, donde realizaremos la Marcha Nacional Trans. Esta marcha se materializó en el 2020 en el contexto de la pandemia de COVID19 y ha cobrado poco a poco mayor notoriedad.

Será un momento para identificar cuál será la mejor acción para presentar la urgencia del cupo laboral trans ante el Estado.

*Devy Grijalva

Periodista, comunicadora comunitaria, vocera transfeminista y militante activa de la organización Transamblea (Ecuador).

Publicado: 11 de julio del 2022