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  • Oct 05, 2025
  • 6 minutes

Mujeres Keñao: tejiendo paz digital en la Amazonía

*Nicolás Tapia Correa

En la frontera  entre Ecuador y Perú, la nación Siekopaai carga consigo una historia marcada por la violencia, el desplazamiento y la imposición de fronteras. Ríos que antes fueron caminos de encuentro —el Putumayo y el Aguarico— se convirtieron en líneas de división tras el conflicto de 1941 y episodios posteriores; esos años de guerra fragmentaron el territorio ancestral amazónico, separaron familias enteras y pusieron a comunidades hermanas bajo banderas distintas. Eso perduró hasta que comenzaron los primeros procesos de reencuentro  en 1999. Lugares sagrados como Lagartococha pasaron a ser, por efecto de esas fronteras y la militarización, zonas prohibidas para el tránsito y los ritos comunitarios, lo que agudizó la ruptura cultural. La militarización, las franjas de seguridad y las lógicas estatales ajenas a la vida amazónica dejaron cicatrices profundas en la memoria colectiva. Aunque el 24 de noviembre de 2023 la Corte Provincial de Sucumbíos reconoció y otorgó a la nación Siekopaai un título ancestral de 42 000 hectáreas, la reconstrucción del tejido social ha sido impulsada en gran medida por actores locales. Hoy, son las mujeres artesanas quienes, con una herramienta sencilla pero poderosa —la internet comunitaria—, tejen de nuevo los hilos de su nación.

               Las mujeres Keñao son parte de la nación Siekopaai y se han organizado  para producir y comercializar artesanía de barro utilizando técnicas tradicionales. Al retomar el trabajo con arcilla —modelado de vasijas, adornos y piezas rituales— iniciaron un camino también de recuperación de saberes que la guerra y el desplazamiento dejaron aislados en rincones de la selva.

               Esa recuperación implicó que mujeres jóvenes visitaran otras comunidades Siekopaai con las cuales  se había perdido el contacto. La intención de estas visitas fue conversar con las mujeres mayores, aprender y documentar procedimientos que estaban en riesgo de desaparecer. No solo registraron técnicas de modelado y decoración, sino también conocimientos sobre la procuración de arcillas específicas —qué bancos de río remover, cómo reconocer texturas y contaminantes, en qué épocas del año excavar y qué condiciones del río favorecen ciertos tonos y plasticidades— saberes estrechamente ligados a ecologías locales y transmitidos de generación en generación. Esos viajes de intercambio fortalecieron lazos intercomunitarios y permitieron que el conocimiento que resguardan las mujeres Keñao sirva hoy para la producción como para la protección del conocimiento frente a apropiaciones externas.

               Las condiciones geográficas de la Amazonía hacen que los traslados duren varios días de navegación y las condiciones de caminos durante la temporada de lluvia dificulten la participación de  muchas  mujeres mayores, en esos intercambios presenciales.. Es ahí donde la internet comunitaria impulsada por las mujeres Keñao con el apoyo del Laboratorio Popular de Medios Libres y CEFO Indígena [R1] cobra un papel decisivo. Mediante videollamadas, audios y el envío de fotos y videos, las abuelas y las jóvenes vuelven a mirarse, a escucharse y a enseñarse desde sus propias casas; se restablecen lazos de parentesco —primas, hermanas, tías— que la guerra y las fronteras habían intentado cortar.

               Esos encuentros digitales no sustituyen el contacto físico, pero permiten reconstruir y compartir conocimientos de forma segura y continua: una artesana con mayor experiencia puede mostrar con la cámara la plasticidad de una pieza, explicar el punto exacto del banco de río donde extraer la arcilla, o narrar el sentido ceremonial de un diseño sin exponerse a viajes riesgosos. Al mismo tiempo, las jóvenes pueden enviar registros de prácticas nuevas, técnicas de cocción mejorada o estrategias de comercialización. De esta manera, la internet comunitaria actúa como puente intergeneracional y como tecnología de reparación: reencuentra personas, recupera saberes y ayuda a retejer la nación Siekopaai cuando el desplazamiento físico ya no es viable.

               Además, al desplegar conectividad de internet donde antes no existía, se debe asumir el impacto social que eso trae y promover prácticas y cuidados digitales adaptados al contexto local. Las mujeres Keñao  enseñan medidas concretas a jóvenes, mujeres y ancianos siekopaai —reconocer y evitar phishing, adicciones digitales, uso de software libre y plataformas federadas, uso de mensajería cifrada, contraseñas seguras, etc — pero también dialogan con sus comunidades en espacios de asamblea para establecer qué riesgos corre su cultura ante una exposición tan potente a valores ajenos y como fortalecer su presencia y su cultura en el mundo digital.

               Frente al impacto cultural agresivo de plataformas como TikTok, X o Facebook, las mujeres Keñao no se limitan a consumir; usan la internet para poner su cultura en primer plano: comparten fotos y videos de sus artesanías, publican bailes y cantos en su lengua, y crean espacios privados donde intercambian técnicas y vocabulario ancestral. Enseñan a usar la cámara para: (1) documentar procesos,desde la extracción de la arcilla hasta la cocción, (2) producir pequeños materiales visuales útiles como un logo para la organización de mujeres, una página web para vender piezas e instructivos audiovisuales para talleres.

               Esa producción digital tiene doble propósito: visibilizar la cosmovisión Siekopaai ante audiencias externas sin perder control sobre los relatos, y fortalecer la comunicación interna y el orgullo cultural entre generaciones. Para ello combinan creatividad con precaución: deciden colectivamente qué publicar en abierto, qué mantener en redes comunitarias cerradas y cómo contextualizar contenidos para evitar extractivismos culturales. De ese modo, la conectividad deja de ser una amenaza pasiva y se convierte en herramienta de soberanía cultural, donde no solo acceden al mundo digital, sino que reclaman un papel activo en él, haciendo que su cultura se vea, se valore y se proteja en línea.

               Lo que hacen las mujeres Keñao es, en el fondo, una política cotidiana de resistencia noviolenta: convierten la conectividad en un tejido de cuidado que une memoria, economía y defensa del territorio. Al articular talleres presenciales, viajes de intercambio y encuentros digitales seguros, reconstruyen cadenas de transmisión que la guerra y las fronteras rompieron; al mismo tiempo, al decidir colectivamente cómo mostrarse y qué proteger, ejercen soberanía cultural frente a la explotación y la mercantilización externa. Su ejemplo muestra que la paz se construye en actos pequeños y sostenidos, ya sea a través de una llamada, una foto bien contextualizada o una pieza de barro; y que la tecnología, bien gobernada, puede ser aliada de la vida y la memoria de un pueblo que se rehace día a día.

*Nicolás Tapia Correa

Periodista y especialista en tecnologías de la información aplicada a procesos comunitarios. Acompaña a pueblos originarios y colectivos sociales en comunicación estratégica, formación y autonomía tecnológica. Es parte del Laboratorio Popular de Medios Libres.

Redes Sociales Keñao

https://www.instagram.com/kenao.siekopaai

Sentencia Territorio https://es.mongabay.com/2023/12/estado-ecuatoriano-tardo-en


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