Pedro Bermeo
La lucha de YASunidxs inició el 15 de agosto del 2013, cuando Rafael Correa Delgado, el presidente de Ecuador de ese entonces, canceló la iniciativa Yasuní ITT. Esta era la primera iniciativa en la historia que buscaba dejar el petróleo bajo tierra, nació de las organizaciones sociales como una innovadora estrategia para evitar la emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo, más allá de este hito, el Yasuní es muy importante para el planeta por otros motivos como, por ejemplo, que es el lugar donde habitan varios pueblos y nacionalidades, incluidos pueblos indígenas en aislamiento —su simple contacto con el mundo occidental puede conllevar a su exterminio. Como si esto fuera poco, esta región amazónica del Ecuador es el territorio con la mayor biodiversidad del planeta. Alberga al menos a 165 especies de mamíferos, 130 especies de anfibios, 72 especies de reptiles, 630 especies de aves, 540 especies de peces en un segmento de cinco kilómetros de cualquier río. Hay, además, 1130 especies de árboles —¡más que Canadá y Estados Unidos juntos! — ¡94 especies de hormigas en un solo árbol y cien mil especies de insectos por hectárea! Es la diversidad más alta descubierta hasta ahora en la tierra.
Frente a la injusta decisión de cancelar la iniciativa, las movilizaciones no se hicieron esperar. Las protestas masivas de jóvenes en las calles fueron duramente reprimidas por la policía. Entre amenazas, criminalización y ataques surgió la idea de llevar a cabo la primera iniciativa nacional de democracia directa desde la ciudadanía para que seamos las y los ecuatorianos quienes decidamos si estamos a favor o en contra de la explotación del Yasuní por medio de una consulta popular.
Para llevar a cabo la consulta se debían recolectar casi 600 mil firmas en seis meses. La iniciativa fue cobrando fuerza. Diversos sectores del campo popular organizado empezaron a unirse a este gran frente denominado YASunidxs. Confluimos ecologistas, feministas, disidencias, animalistas, movimientos de izquierda, defensores de derechos humanos, pueblos y nacionalidades indígenas. Decíamos —aún decimos— que YASunidxs es tan biodiverso como el Yasuní.
Luego de un esfuerzo titánico, con todos los poderes del Estado en contra, YASunidxs presentó 757 mil firmas de apoyo a la iniciativa, muchas más de las requeridas (600 mil). Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE), el ente electoral controlado por el Ejecutivo, negó el 60% de las firmas, principalmente, por cuestiones de forma: el gramaje o el tamaño del papel, el orden de los nombres y una serie de requisitos formales que no se encontraban ni en la Constitución ni en la ley.
Es así como YASunidxs emprende una lucha jurídica que ha tardado casi diez años, desde el 2013. Sin embargo, a partir del 5 de septiembre del 2022, el escenario cambió. El Tribunal Contencioso Electoral (TCE) reconoció que las firmas recolectadas eran válidas y, por tanto, las distintas entidades que negaron la consulta como la Corte Constitucional del 2013, el CNE del 2014, el TCE del 2014, el CNE del 2020 y el TCE del 2021, en sus diversas instancias, vulneraron los derechos de participación del colectivo y de todos los ecuatorianos y ecuatorianas que tenían el derecho a decidir.
Hoy, el caso se encuentra en la Corte Constitucional para realizar el control automático de constitucionalidad y, finalmente, se realice la convocatoria a la consulta popular. Es decir, la Corte revisará que la pregunta propuesta no sea confusa, compuesta o sugestiva. Este es un proceso formal que debe darse de manera previa a la recolección de firmas, aunque esta fue una de las trampas que usó el Estado en el 2013. La Corte Constitucional de ese entonces nos mandó a recolectar las firmas antes de emitir este dictamen. La misma Corte Constitucional, en la actualidad, ya ha reconocido que eso limita el ejercicio de los derechos de participación política de la ciudadanía.
Este 15 de agosto del 2023 se cumplirán diez años de la lucha de YASunidxs. Para quien vio desde afuera al colectivo durante todos estos años, podría pensar que se trata tan solo de un grupo de jóvenes que intenta detener la extracción petrolera en el Yasuní, otros probablemente —como se nos acusó en su momento— podrán pensar que somos un grupo de politiqueros, vendidos a la CIA, a los narcos, a Chevron, a Correa, a Lasso. Que somos personas violentas, y una gran cantidad más de falacias que nunca pudieron demostrar.
Sin embargo, para quienes hemos vivido esto desde adentro, lo que comenzó como una lucha por ese lugar remoto en la amazonía ecuatoriana, poco a poco fue transformándonos. La defensa del Yasuní, con el pasar de los años, coyunturas y gobiernos, se ha convertido en algo mucho más profundo: un ecologismo popular y de clase, en la defensa de la vida. Pero, no de cualquier vida, de una vida digna, de una verdadera profundización de la democracia participativa y comunitaria. Un mundo posextractivo, un mundo sin despojo y discriminación, un mundo sin ricos y pobres, un mundo de justicia, un mundo emancipado, un mundo sin capitalismo.
Hoy, aquelles jóvenes que lucharon por la defensa del Yasuní en el 2013 ya no son tan jóvenes. Durante estos 10 años, YASunidxs ha cometido errores, ha tenido reveses políticos. Pero, de una u otra manera se ha mantenido vigente a través de una profunda transformación constante, acogiendo luchas, madurando la idea de un ecologismo anticapitalista, articulando con el campo popular organizado, sumándose a los levantamientos del movimiento indígena, uniendo esfuerzos por un mundo de justicia social y ecológico.
Pedro Bermeo
Abogado, activista por los derechos de la naturaleza y los animales, incluidos los seres humanos. Es perito comunitario en derechos de la naturaleza y vocero del colectivo YASunidos.
Texto publicado en alianza con FES, el 17 de mayo del 2023.