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  • Abr 11, 2022
  • 6 minutes

Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC: resistiendo desde la autonomía y dignidad


*Carolina Navia

Llegar al departamento del Cauca (Colombia) significa rodearse de montañas imponentes, páramos y mar, es un lugar de resistencia y transformación. La capital del departamento recoge la diversidad cultural de las comunidades campesinas, afro e indígenas, que han luchado sin descanso por el reconocimiento y garantía de sus derechos. Como lo canta el poeta y cantautor caucano Javier Mamián: “Canté me llamo Cauca y los esclavos salieron afuera. Entonces, entendí que nuestro canto siempre, siempre, siempre tiene el ritmo de los pueblos vencidos, pero hoy NO, hoy bailaremos esta canción”.

Y es así. Estos pueblos han sufrido los embates de la exclusión, la desigualdad y el conflicto armado, pero aún conservan la esperanza. A pesar de que un amigo, en alguna tertulia, me dijo qué depresivo resulta ser colombiano en estos días. Lo dice porque la violencia no tiene descanso en este territorio.

Pero, llegar al Cauca y conocer de cerca la labor del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) me llenó de esperanza y fuerza, me recordó de primera mano las luchas justas y ancestrales de un pueblo de guerreros milenarios, que son semilla para cosechar la paz que tanto se necesita. Sin embargo, la región sufre la reconfiguración de los nuevos actores que emergieron luego de la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC en 2016, un asunto que se agravó por la falta de implementación de puntos clave de dicho Acuerdo. Hoy se vive una masacre silenciosa en las zonas rurales del Cauca. De acuerdo con Indepaz (2022), este escenario dejó 31 líderes y lideresas sociales asesinados y 14 masacres durante el año 2021.

Una de las lideresas asesinadas fue la mayora Sandra Liliana Peña, gobernadora del resguardo la Laguna Siberia. Sandra era madre, hermana, líder, indígena, mujer incansable en la lucha por defender el territorio que sus ancestros recuperaron. Su caminar de resistencia la llevó a impulsar acciones para erradicar los cultivos de uso ilícito en los territorios que conforman el CRIC, organización de la que formó parte. Después de una serie de amenazas que intentaban silenciar su lucha fue asesinada violentamente. Quizás, los actores armados pensaron que su muerte detendría la campaña contra los cultivos de uso ilícito. Sin embargo, las comunidades indígenas han perdido tanto que perdieron el miedo: las acciones siguieron con más fuerza y convicción. Así fue como se reactivó la Minga hacia adentro, una de las estrategias de la política de resistencia noviolenta del CRIC frente a la presencia de los actores armados en sus territorios. En esta campaña integral participan desde los más jóvenes hasta mayores, la comunidad en su totalidad.

La minga hacia adentro está compuesta de diferentes ejes que definen las acciones de resistencia que se desarrollarán. El diagnóstico de la problemática de la presencia de actores armados y sus economías ilícitas han dirigido las principales acciones hacia la erradicación de los cultivos ilícitos, fortalecimiento de economías propias y del enraizamiento cultural. Esta estrategia es la articulación de diferentes acciones de no-cooperación económica, encaminadas a impedir el uso y cooptación del territorio y de los comuneros en las economías ilícitas de actores armados.

Por ello es necesario fortalecer lo propio para resistir a las embestidas de actores externos. Este se convirtió en el principal objetivo de los once pueblos que integran el CRIC. Más fuertes y seguros de tomar acción, las comunidades indígenas salieron a erradicar manualmente los cultivos de uso ilícito que se encuentran en sus territorios. Estas decisiones no son acordadas únicamente por los consejeros o autoridades del CRIC, sino que se plantean desde las asambleas donde se reconozca la voz y decisión de sus miembros, donde todos son uno: mayores, mujeres, hombres, jóvenes, guardia indígena. Esto refuerza el sentido de unidad y protección comunitarias. Los jóvenes siguen los pasos de los mayores, aprendiendo a caminar en comunidad.

Estas acciones de no-cooperación económica frente a las economías ilícitas que plantean los actores armados cortan la cadena de producción de cultivos de uso ilícito en la zona, pues evitan el empleo del territorio de los resguardos indígenas y la cooptación de comuneros, ya sea para engrosar sus filas o para el cultivo de coca y marihuana. Este panorama ha expuesto a los integrantes del CRIC a la represión de estas estructuras criminales. El final del año 2021 e inicio de 2022 estuvo marcado por más de un asesinato semanal. Este panorama desalentador no limitó la fuerza y convicción de los miembros del CRIC. Recuerdo que los comuneros estaban completamente seguros de que al morir algún miembro, la lucha debía continuar, pues existían aún más razones para resistir. Los asesinatos, masacres, reclutamientos forzados, en lugar de sembrar miedo, reafirmaba la campaña de resistencia. Esto hizo que los jóvenes decidieran apartarse de las filas de grupos armados y retornar a sus comunidades.

El abandono estatal y la falta de implementación del  Plan Nacional Integral de Sustitución de cultivos ilícitos (PNIS) en la zona produjo precariedades económicas, que en ocasiones hicieron que los comuneros tuvieran un acercamiento con las economías ilícitas. Sin embargo, el CRIC es consciente de las necesidades de sus integrantes. Por esa razón, se ha decidido impulsar la generación de economías propias para garantizar la seguridad alimentaria y vacantes laborales para la población. Estas economías se han pensado desde la identidad cultural, asegurando la continuidad de una relación armoniosa con la madre tierra, legado de sus ancestros, pero también para fortalecer las Mingas de limpieza o jornadas de erradicación manual, para asegurar la no intervención de los actores armados en sus territorios.

De esta manera, muchas familias llenas de convicción y esperanza no abandonan prácticas ancestrales como el cultivo de sus propias huertas, el trueque para solventar sus necesidades alimentarias, pero también sus hijos se abren paso en nuevos espacios de formación, asistiendo a la Universidad Autónoma Intercultural Indígena (uno de los logros del CRIC), para integrarse a iniciativas económicas como empresas o tiendas comunitarias. Casi nadando a contracorriente se han consolidado iniciativas económicas de café orgánico, derivados de la hoja de coca, productos lácteos, entre otros. Esta lucha por generar oportunidades y cumplir sueños, también busca reivindicar el ser indígena, desde sus prácticas y elementos ancestrales, como el sentido comunitario.

En el municipio de Morales al norte del Cauca, tan solo a una hora de la capital del departamento, tuvo lugar un enfrentamiento armado en el cual miembros de la comunidad indígena quedaron atrapados por un par de horas en una finca de habitación. En medio del eco de las balas los comuneros cantaban:

Indios que con valentía y fuerza en sus corazones
Por justicia y pervivencia, hoy empuñan los bastones
Son amigos de la paz, van de frente con valor
Y levantan los bastones, con orgullo y sin temor

Pa’delante compañeros, dispuestos a resistir
Defender nuestros derechos, así nos toque morir

¡Guardia! ¡fuerza!
Por mi raza, por mi tierra

Cuánta fuerza, esperanza y convicción. El CRIC, como plataforma organizativa de lucha, es un ejemplo de dignidad y resistencia. Sus miembros, olvidados por el Estado y por algunos sectores de la sociedad, libran una batalla frontal y con valor. Ellos y ellas buscan métodos y acciones noviolentas, que desde la creatividad permitan mantener al límite a los actores armados para proteger sus territorios y costumbres. Sin miedo a defender el territorio de los cultivos de uso ilícito, sin miedo a construir alternativas a las economías ilícitas y asegurar la continuidad del legado de sus ancestros para generar cambios que transformen la sociedad y construyan un mañana diferente.

Ellos han logrado lo que el Estado no ha podido: frenar la incursión salvaje de las estructuras criminales. Pero, ¿cuánto sangre más deberán derramar?, ¿cuándo el Estado mirará al sur?, ¿cuándo llegará la paz?

 

    • Carolina Navia es activista colombiana. Abogada por la Universidad del Cauca. Maestrante en Relaciones Internacionales por la Flacso Ecuador.

Publicado: 11 de abril del 2022

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