*Seymar Liscano / LABO (Laboratorio Ciudadano de NoViolencia Activa)
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Desbordamientos entre arte y política, o cómo canalizar la indignación desde lo sensible. Queríamos hacer un ciclo de talleres pero las formas tradicionales de educación no nos terminaban de convencer, nos faltaba lo otro, el espacio para irse por las ramas, la cancha para experimentar, el encuentro luego para beber e inventar. Pasamos meses en ese tanteo junto a Provea (Programa Venezolano de Educación y Acción en Derechos Humanos).
En aquel momento, a principios de 2019, le llamábamos Festivalito porque queríamos que fuese como una fiesta para intercambiar saberes. La Organización Nelson Garrido nos iba a prestar la casa pero entre una cosa y otra se fue posponiendo, y luego llegó la pandemia y bueno, ya saben, todo se fue al…. online. Sin embargo, la ONG, sin saberlo, nos brindó algo mejor que la casa: el tumbao que nos faltaba, la noción de ese espacio donde hay cancha para ser irreverente, para equivocarse, para hacer lo otro, dondese vale copiarse (porque en cada copia está tu lenguaje) y donde te retan a salirte a de tu cajita. Y dimos con el nombre: El Parasistema, ese lugar de mala fama, ese espacio marginal, periférico, donde va a parar la gente diferente.
Así nació El Parasistema, un invento del Labo Ciudadano y Provea, un ciclo de talleres prácticos para la elaboración de artefactos creativos, un espacio formativo, de experimentación y de tripeo entre gentes distintas para hacer catarsis y manifestar el malestar desde los lenguajes plásticos, un espacio intersticial entre el arte y la política.
En julio de 2020 lanzamos la primera edición de este experimento (aquí un video que la resume). El ciclo comenzó con una clase en la que elaboramos sobre el tema central, una sesión que buscó remover, inspirar y animar a crear a quienes participaban. Para esa primera edición tuvimos a Blanca Haddad, artista plástica, arteterapeuta, anarcofeminista, poeta, una gente inquieta y con larga experiencia en arteterapia con personas refugiadas. Blanca abrió el ciclo de talleres con una charla titulada Catarsis, creatividad y otros aliados en tiempos de crisis. Con esa noción de catarsis, que no es quejadera eterna sino transformación del horror desde lo sensible, nos fuimos a inventar con una plantilla de talleres prácticos que incluía poesía, liriqueo, octosílabos rimados, performance, video, esténcil, pasquín y memes.
Como en el Labo defendemos la alegría y la fiesta, y no nos perdemos unas birras después de cualquier encuentro -esto no solo por la joda sino porque en esas birras suelen surgir buenas ideas y conexiones- incluimos dentro del ciclo unos espacios a los que llamamos La fogata, allí nos veíamos después de clase, para conocernos, intercambiar, irnos por las ramas y gozar. En plena pandemia y radicalización de la cuarentena, hubo intercambio real y humano a pesar del Zoom.
Aunque extrañamos el encuentro en persona, el formato online nos abrió otras puertas: gente de todas partes tuvo chance de encontrarse en la nube, hubo conexiones entre personas y proyectos, hilos que se fueron tejiendo desde Maracaibo, San Carlos, Barquisimeto, Caracas, Barcelona, Valencia, Maracay, Los Teques, San Felipe, Mérida, Guatire, Puerto Ordaz, Lima, Bogotá, Buenos Aires, Sevilla, Miami, Chiapas, Medellín, Cuernavaca, Quito, Madrid, Ciudad de Panamá y muchos otros lugares.
De esta primera edición quedó una comunidad, a la que cariñosamente llamamos Los Chinos (por las birras que nos hubiésemos tomado en el restaurante chino más cercano después de cada taller), en donde se sigue intercambiando y de dónde han salido colaboraciones e inventos conjuntos. Un ejemplo: la colaboración que hizo el poeta y defensor a capa y espada de la décima, Carlos Calderón, para la articulación Rompamos el Silencio: transformar el manifiesto con el que acompañamos la protesta del 23 de enero de 2021 en décimas.
Con este experimento comprobamos que lo sensible es un terreno en el que podemos encontrarnos en la diversidad y profundizar en temas complejos, cosa que se hace más difícil desde el activismo que es más frontal. Pensamos que El Parasistema, como estrategia de encuentro y formación, es un dispositivo ideal para explorar la resiliencia de forma innovadora, diferente y disruptiva. Es, también, un prototipo de conexión virtual que genera interacciones online-offline que se van alternando según las necesidades de quienes participan.
En la primera edición, vimos el potencial que tiene este dispositivo para catalizar procesos de intercambio que conectan territorios, diásporas, artistas y activistas. Ampliamos la superficie de contacto, conectamos con personas que están movidas pero quizás no movilizadas todavía, compartimos herramientas para desencadenar conversaciones, procesos creativos y otros tipos de movilización y avanzamos en nuestra búsqueda constante: que el arte “contamine” los espacios del activismo, y viceversa.
El 13 de abril de 2021 comenzamos un segundo ciclo, esta vez con un mes entero de duración, que llevó por nombre Mecha viva: experimentos estéticos para enfrentar la violencia. El tema central de esta edición fue la violencia estructural, comenzamos con una charla agitadora sobre arte y política, titulada No es lo que parece: Experimentaciones artísticas en clave política de la mano de Renato Bermúdez Dini, investigador y docente universitario en temas relacionados al arte contemporáneo, el activismo artístico y la cultura visual en Latinoamérica. Renato es miembro del comité de redacción de la revista Klastos, Investigación y crítica cultural. En esta edición nos desprendimos de la idea de generar productos en poco tiempo y más bien le buscamos desencadenar procesos, como quien suelta unas semillas en tierra abonada y luego deja que la naturaleza haga lo suyo. Y así han surgido varios procesos de activación de los que les iremos contando en más detalle luego: los juegos (bastante situacionistas) de frisbi en nuestra universidad sumida en la desidia, el surgimiento de la editorial de libros cartoneros Mecha Viva Cartonera, el grupo Kuir con K, el activismo artístico agarrando vida y solidarizándose con el movimiento en Cuba.
Ya estamos planificando próximas ediciones con temas esenciales para imaginar otros futuros posibles, desde otros lugares. Porque El Parasistema, como lo dice su nombre, es un espacio para explorar el lado B de las cosas, la otra cara, un lugar para manifestarse desde lenguajes alternativos y sensibles (el performance, el graffiti, el liriqueo…). También es un espacio desde el que podemos hablarnos desde las grietas, desde los matices entre los polos.
*Seymar Liscano. Activista y conectora de gente e ideas en Labo Ciudadano desde mayo de 2017. Codiseña y coproduce las actividades regulares del Laboratorio y su desarrollo como espacio de reflexión, formación y puesta en acción de diferentes formas de protesta y propuesta ciudadana. Fanática de la obra de Gego y fundamentalista radical sólo cuando se habla de chocolate.
Publicado: 16 de marzo del 2022