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  • Mar 16, 2022
  • 6 minutes

Las asambleas socioambientales rionegrinas en defensa de la casa


*Ana Maria Siufi

FREN


Hace unos meses mi whatsapp se llenó de mensajes tristes, fotos y videos terribles del fuego devorando bosques, viviendas, animales, vidas humanas…  Cada año el fuego provocado, deforesta miles de hectáreas en Argentina. En las montañas de la Patagonia argentina hace décadas que se producen incendios en bosques nativos de una gran biodiversidad. En marzo, en la provincia de Rio Negro y Chubut  se produjeron  incendios  de bosques nativos y en monocultivos de pinos. Estos incendios han causado la muerte  de personas, muchos heridos y  barrios enteros arrasados; las familias lo perdieron todo: su hogar, sus bienes, sus vehículos, utensilios de trabajo y objetos de memoria familiar.  La vida cotidiana de estas personas fue violentamente afectada y sus proyectos de vida alterados. A esto se agrega el grave daño  de la infraestructura local de electricidad, gas y agua que afectó a miles de hogares.

Hace años que los gobiernos provinciales y nacional no invierten lo suficiente en medios para prevenir, controlar y combatir incendios, aunque saben que se repiten cada verano, agravados por los monocultivos forestales que son un polvorín que se enciende ante la menor chispa. Necesitamos una mayor participación ciudadana en la prevención de catástrofes y en la planificación y ordenamiento territorial para la producción sustentable y el cuidado de los ecosistemas en la Patagonia.

¿Será que este territorio es considerado zona de sacrificio?  ¿Qué intereses se esconden detrás de estas quemas? Sabemos que en estas provincias se quiere cambiar la matriz productiva tradicional de ganadería ovina o fruticultura, por la extracción de hidrocarburos mediante el fracking y la megaminería.  En la meseta y en estas montañas hay oro, plata, cobre, uranio y otros metales que podrían generar inmensas ganancias  para las empresas con proyectos megamineros, que se quieren realizar sin consulta previa, libre e informada, e ignorando la fuerte resistencia popular al extractivismo ecocida. 

Por otra parte, los bellos paisajes con montañas,  bosques y lagos cristalinos atraen  negocios inmobiliarios y proyectos turísticos a gran escala. Por esto se permite la apropiación descontrolada de tierras y se acusa de las quemas al  pueblo mapuche-tehuelche.  Sobre este problema dice Mauro Millán, un lonko (jefe) mapuche: “tenemos años de democracia, existen derechos, pero nada de eso se aplica y volvemos a esa vieja época de los privilegiados, valiéndose de la propiedad privada. A este grupo de empresarios, funcionarios, jueces, fiscales, abogados y terratenientes, se les suman hoy los medios hegemónicos para sostener el privilegio económico-político sobre este territorio. Ellos reproducen este mensaje de odio (contra los mapuches)… para desinformar a millones de personas que terminan reproduciendo lo que ven, escuchan y leen.”

Por el contrario, hay que destacar la campaña de solidaridad y acción de vecinos y ciudadanos autoconvocados  que viajaron para combatir los incendios en las provincias de Chubut y Río Negro, curar personas heridas, rescatar animales o construir nuevas viviendas. También se envió desde la región y desde todo el país, alimentos, medicamentos, ropa, muebles,  materiales de construcción, etc.  mostrando una vez más que nuestro pueblo es capaz de hermanarse y estar presente ante el dolor del vecino.

Hace más de una década que integro la asamblea socioambiental de mi ciudad, General Roca, llamada ahora: Asamblea por el agua y la tierra de Fiske Menuco. Es un espacio de voluntariado,  inclusivo, plural, horizontal, apartidario, con decisiones por consenso y crítico frente al sistema de mercado extractivista. Nos proponemos el  aprendizaje, intercambio, discusión y propuesta de acciones en defensa de los bienes comunes naturales, la comunidad, la cultura y los derechos humanos. Por ello también, hemos realizado nuestro aporte solidario a los afectados por los incendios.

La asamblea socioambiental ha tenido altibajos en la participación pero, desde el  año pasado, se ha renovado con muchas y juveniles energías que usan el arte callejero, las  expresiones corporales, murales, carteles, folletos educativos, poemas colgados en los árboles de los parques, festivales musicales, murgas, juegos,  programas de radio, videos, y también marchas de reclamo y protesta, charlas públicas y virtuales, emisión de  comunicados y hasta la propuesta de una ley anti-megaminería.

Buscamos estar presentes en todos los ámbitos de educación, visibilización y difusión popular: escuelas, universidades (realizando talleres y conversatorios), el diario, radios, redes sociales, en audiencias de la Legislatura, en las calles o  plazas de los barrios de la ciudad y a orillas del río Negro que riega todo el valle y por el que organizamos anualmente “El Abrazo al Rio” para denunciar su contaminación. Por la pandemia, nos encontramos de forma virtual semanal o quincenalmente, según las necesidades organizativas.

No estamos solas, en cada ciudad o pueblo de la región  hay asambleas socioambientales  autoconvocadas y otras organizaciones que han creado un espacio colectivo provincial: la Asamblea de Asambleas del Curru Leufú, para el aprendizaje e intercambio de experiencias de lucha y articulación y construcción de estrategias colectivas y  acciones conjuntas, objetivos que se fueron haciendo realidad al caminar.  Es un espacio que facilita la unidad para la organización y la incidencia política y el  encuentro fortalecedor de las luchas cotidianas en las distintas  regiones, enfrentadas  al poderoso desafío de los gobiernos nacional, provincial o locales aliados con  multinacionales para los proyectos extractivos que implican la contaminación, la privatización de la tierra y la explotación en territorios de comunidades mapuches. También  es un reto luchar contra la criminalización y judicialización de la protesta social y la militarización de los territorios en conflicto.

Frenar la instalación de una planta nuclear de capital chino, en nuestra provincia de Río Negro en el 2019 (resistencia liderada por la Asamblea antinuclear rionegrina), redactar y presentar en la Legislatura un proyecto de ley para prohibir la megaminería (2020-21), resistir (también con amparos judiciales) dos proyectos megamineros de explotación de oro y uranio, incrementar la consciencia social sobre los asuntos ambientales, aparecer en los medios de comunicación, ser convocadas en escuelas y la universidad, denunciar  la contaminación de la cuenca y del aire (por el fracking y las arenas silíceas, por efluentes cloacales y agrotóxicos), publicar o adherir acomunicados denunciando los planes extractivos  depredatorios  son algunos grandes y pequeños logros de nuestras acciones, realizadas  en red con las otras asambleas rionegrinas y de la región.

Caminamos asumiendo nuestras diferencias de edad, formación, criterios, experiencias., nuestros cansancios, falta de recursos y de tiempo para dedicarnos a la defensa de la madretierra, pero nos sostiene el amor por la pachamama y nuestras comunidades que compartimos los mapuches, los campesinos, intelectuales, obreros, estudiantes, artistas, docentes, activistas, sindicalistas, religiosos (no muchos), artesanos, vecinos y debo decirlo: la mayoría somos mujeres comprometidas valientemente con el cuidado de la vida mediante la lucha perseverante, firme y no violenta.

*Ana María Siufi. Nacida en Buenos Aires actualmente reside en General Roca, provincia de Río Negro.  Integrante de la Congregación (católica) Hermanas  de la Misericordia de las Américas, es docente jubilada y realiza Pastoral social y carcelaria.  Hace unos 12  años es miembra de la Asamblea socioambiental de su ciudad, que resiste el avance del extractivismo en la región.

Publicado: 16 de marzo del 2022

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