* Katherine Ramírez
Tras el estallido social de abril 2018 en Nicaragua, la dictadura de Ortega y Murillo se encargó de cerrar poco a poco todos los espacios públicos ya que la población estaba movilizada, activa y dispuesta a realizar acciones de protesta cívica para expresar el descontento frente a la represión estatal. Sin duda, el contexto no era conveniente para la dictadura: si las movilizaciones continuaban, estas representaban una amenaza para su status quo. Por eso el régimen criminalizó las distintas formas de protesta y utilizó la fuerza represiva, dejando más de 300 muertos.
En la medida que avanzaban las protestas, el gobierno incrementó la violencia y ejecutó la Operación Limpieza que tenía como objetivo quitar las barricadas levantadas por la población por medio del uso de la fuerza letal, desalojando universidades tomadas por los estudiantes, encarcelando opositores y reprimiendo de manera selectiva a los liderazgos locales y nacionales que estaban teniendo un alto nivel de incidencia así como a activistas independientes que realizaban ayuda humanitaria. Mientras tanto, frente a la represión, opositores y opositoras a la dictadura buscaron maneras creativas, lo más seguras posibles, para continuar con las acciones de resistencia civil. En ese contexto nació el #soypicorojo con la necesidad de alzar la voz en medio de un contexto fuertemente represivo.
El 14 de octubre de 2018, la dictadura reprimió a un grupo de manifestantes en una protesta que se realizó en la plaza comercial Camino de Oriente en Managua (capital del país). 38 personas fueron detenidas y trasladadas a las celdas de Auxilio Judicial, mejor conocido como “El Chipote”. Entre ellas se encontraba Marlen Chow, una reconocida activista nicaragüense, feminista y socióloga.
Como de costumbre, cada vez que los opositores son detenidos, el siguiente paso son los interrogatorios absurdos y arbitrarios que tienen como fin intimidar, transgredir los derechos e integridad moral. Cuando cuestionaron a Marlen sobre a qué organización política pertenecía, ella respondió con sarcasmo “Soy del Movimiento de Mujeres Pico Rojo”. Tras haber respondido al interrogatorio, Marlen se pintó los labios de rojo y compartió su labial con las otras mujeres como una acción de resistencia dentro de prisión preventiva.
El uso del labial rojo es un acto político de protesta frente al poder que históricamente se ha utilizado de forma subversiva para mostrar descontento social. Marlen retomó y resignificó el labial rojo como método de resistencia noviolento en el contexto nicaragüense.
Posterior a la liberación de las personas detenidas en Camino de Oriente, Marlen dio algunas entrevistas sobre la detención sufrida y el acto de resistencia que se gestó dentro de la cárcel. Fue así que en las redes sociales se viralizó el #yosoypicorojo como una campaña impulsada por diversas organizaciones sociales y por hombres y mujeres a lo largo y ancho de Nicaragua. Incluso trascendió las fronteras: muchos nicaragüenses en el exterior se sumaron a esta campaña digital. Esto hizo que muchas personas compartieran fotografías en diferentes redes sociales con el #yosoypicorojo para manifestar el descontento social y exigir la libertad de las presas y presos políticos. La campaña fue sostenida por varios días y tuvo alta relevancia mediática, logrando estar en diferentes medios nacionales e internacionales que dieron cobertura a la campaña.
Las fotografías e ilustraciones con labial rojo no se hicieron esperar e inundaron las diferentes redes sociales para hacer llegar el mensaje esperanzador y de resistencia de esta movilización digital. Si están leyendo este texto desde un país democrático quizás les parezca absurdo, pero en medio de un régimen autoritario, un acto simbólico como este es suficiente para ser encarcelada, golpeada o desaparecida, como ha sucedido con muchos otros nicaragüenses que se han atrevido a desafiar el poder desde la no cooperación o las acciones de incidencia política.
Posterior a la campaña se creó una organización de sociedad civil llamada Movimiento Pico Rojo, liderada por Marlen Chow y en su mayoría integrada por mujeres. Después de casi 4 años se siguen organizando y creando redes de mujeres para adaptarse al contexto sociopolítico del país. También se han integrado con otras organizaciones para impulsar campañas a favor de la liberación de presos y presas políticas. Muchos nicaragüenses se identifican con los valores de este espacio ciudadano, sin embargo, no necesariamente son parte de la organización ya que esta no tiene como fin buscar afiliaciones.
El labial rojo no solo fue significativo para las y los nicaragüenses, sino que se convirtió en un referente de resistencia pacífica desde Nicaragua a nivel internacional.
Más que el labial rojo, este fue un mensaje de empoderamiento ciudadano.
*Katherine Ramírez
Estudiante de Ciencias Políticas, activista feminista y defensora derechos humanos. Integrante de la Articulación de Movimientos Sociales (Nicaragua).
Publicado: 21 de junio del 2022