Jazmín Espinosa
El 13 de junio pasado, de manera progresiva y desde diferentes puntos del país, se realizaron las acciones de resistencia y protesta convocadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) para exigir que el gobierno ofrezca respuestas efectivas a la severa crisis que afecta a las familias ecuatorianas. Tras un año de diálogos que promovió el gobierno, sin ningún resultado concreto, las organizaciones indígenas decidieron movilizarse. Las demandas se reflejaron en diez puntos, siendo uno de ellos, la reducción y congelamiento del precio de los combustibles. A las jornadas de protesta se sumaron diversos colectivos y organizaciones como barrios populares, sindicatos, feministas, diversidades sexuales, entre otros.
Ante esta situación, los estudiantes de posgrado de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso Ecuador) decidieron mostrar su posición de rechazo a la respuesta represiva del Estado contra los protestantes ya que representaban una severa vulneración a los derechos humanos. El Comité Estudiantil trabajó durante 11 días —de los 17 que duró el paro— buscando la apertura de una sala en la Biblioteca de Flacso para asambleas continuas de diálogo académico entre estudiantes de diferentes universidades, contar con un centro de acopio para donaciones, dar un albergue a los manifestantes en situación de vulnerabilidad y facilitar el alojamiento a las y los estudiantes de provincia que, debido a las protestas, no podían regresar con sus familias.
Para conseguir esos objetivos se crearon dos delegaciones: la Delegación de Comunicación Interna, encargada de informar en tiempo real a los estudiantes sobre las manifestaciones y de generar comunicados en redes sociales sobre las acciones estudiantiles; y, la Delegación de Donaciones y Voluntarios, que cumplió la función de nexo entre la población, los manifestantes, los estudiantes voluntarios y la organización estudiantil.
Durante las fechas que se realizó el paro nacional, las instituciones de educación superior —sea de pregrado o posgrado— recibieron críticas desde distintos sectores de la opinión pública por la decisión que tomaron las autoridades: no permitieron que sus instalaciones sean espacios de acogida para los manifestantes. Flacso no fue la excepción y, por esa razón, la Delegación de Comunicación Interna emitió comunicados para rechazar la medida que asumió la dirección universitaria.
Por su parte, la Delegación de Donaciones y Voluntarios se encargó de la logística y recolección de insumos, comida y vestimenta de los manifestantes, quienes se encontraban en condiciones precarias durante el paro. También llegaron donaciones económicas que ascendieron a 2400 dólares y se coordinó el registro de 120 voluntarios y voluntarias que llegaron para realizar labores de asistencia médica, apoyo legal, limpieza, cocina, entre otros.
Con estas dos delegaciones operando, otros estudiantes del Comité Estudiantil empezaron a diseñar y definir las estrategias y métodos de resistencia noviolenta para su posterior ejecución. Las estrategias escogidas fueron principalmente de protesta y persuasión, tales como:
- Declaraciones formales del Comité Estudiantil a la opinión pública. Se emitieron cinco comunicados en rechazo a la violencia y represión en el paro.
- Asambleas generales permanentes para organizar el Comité Estudiantil y, posteriormente, discutir sobre la posición de los estudiantes durante el paro. Este fue un espacio libre y abierto a la comunidad.
- Foros de debate con profesores invitados de la comunidad académica, con un enfoque de derechos humanos frente a las decisiones represivas tomadas por el presidente.
- Generar contacto con otras universidades que se encontraban realizando labores semejantes.
- Reunir firmas de docentes, trabajadores, estudiantes y egresados para solicitar nuevas actividades en las instalaciones como el centro de acopio, de albergue y un lugar de residencia para estudiantes de provincia y el extranjero.
En relación al último punto, se reunieron 300 firmas que se entregaron a las autoridades. La respuesta inicial fue negativa, alegando que en ese momento las instalaciones estaban en uso para las reuniones semestrales del Sistema Internacional de Flacso y, por lo tanto, había que mantener un protocolo de seguridad para dicho evento. En ese sentido —según Flacso Ecuador— no era posible abrir las instalaciones para uso público.
Sin embargo, aprovechando la situación, el Comité Estudiantil convocó un plantón a través de la Delegación de Comunicación para protestar en las afueras de Flacso como método de intervención física noviolenta. A esta acción se sumó la toma de las placas recordatorias que se encuentran en el parque público que colinda con Flacso. Ahí se colocaron afiches con los nombres de los manifestantes asesinados en las marchas tanto de octubre 2019 como la que se encontraba en curso (junio 2022). Además, se decidió incluir una carta firmada entre docentes y estudiantes con el fin de solicitar la instauración de una mesa de diálogo con las autoridades de Flacso.
Los antecedentes anteriormente descritos dieron como resultado la instalación de las mesas de diálogo entre las autoridades de Flacso Ecuador y el Comité Estudiantil. La posición de las autoridades fue cerrada debido a las preocupaciones de que el cuerpo policial llegara a invadir las instalaciones como había sucedido con otras universidades que estaban ayudando a manifestantes. Sin embargo, a este argumento, el Comité Estudiantil recalcó dos puntos. Primero, se expresó la condición de reciprocidad que tenemos los alumnos y la institución académica con las comunidades, siendo recíprocos con quienes nos reciben constantemente para la realización de grandes investigaciones de campo. Y, segundo, se lanzó un ultimátum, que consistía en enviar una carta pública como estamento estudiantil para distanciarse totalmente de la posición política de la dirección o cualquier otro pronunciamiento institucional que no tenga relación con la protección de derechos de los manifestantes.
Finalmente, frente a los tres requerimientos iniciales, la apertura del centro de acopio, la apertura del albergue para manifestantes y la apertura de un canal de residencia para compañeros estudiantes, solamente se pudieron lograr dos de ellos. La dirección aceptó en su totalidad la apertura del centro de acopio y del centro de acogida o albergue, aunque esto último con algunas condiciones. La principal fue mantener en reserva el hecho de recibir manifestantes ya que, al tomar una posición política, Flacso Ecuador podría ser objetivo de policías y de hechos de violencia como había sucedido en otras universidades. Así se llegó a un acuerdo a costa de silenciar las redes sociales que tanto ruido y adhesiones habían generado desde el inicio del paro.
Un elemento que hay que tomar en cuenta es que durante el estado de excepción quedó suspendido el derecho a la libertad de asociación y reunión. Pero, debido a su importancia y en medio de las negociaciones con Flacso Ecuador, se logró tener una habitación del piso de la Biblioteca de Flacso para mantener las asambleas de diálogo y debate entre estudiantes del Comité Estudiantil, que permitieran la generación del pensamiento crítico sobre los tiempos políticos vigentes.
De esta forma se consiguió el centro de acopio público para las donaciones y las actividades del consejo académico de Flacso. El centro de acogida ofreció 30 cupos para mujeres, niños, niñas y adolescentes en condición de vulnerabilidad. El médico de Flacso estuvo a disposición de manera permanente, ofreciendo los medicamentos y los alimentos en condiciones proteicas adecuadas todos los días.
Con todo este trabajo realizado podemos decir que los métodos utilizados alrededor de 11 días de coordinación dieron resultados más cualitativos que cuantitativos. Es importante recalcar que esto se pudo realizar desde cada espacio y crítica individual que se reflejó en un trabajo colectivo. Estas jornadas de protesta nacional demostraron la necesidad de generar iniciativas desde los estudiantes que están ligados a los problemas de la realidad social, más allá de la academia.
Una recomendación a futuro puede ser la constitución de un comité para emergencias y un protocolo que permita dar lugar a acciones participativas entre el estamento estudiantil y la dirección universitaria, en tiempos de crisis. La experiencia del paro nacional reflejó el tipo de recursos que se pueden manejar, necesitar y crear. Como último punto quisiera recalcar la fuerza que tuvo el movimiento estudiantil de Flacso Ecuador para estar a la altura del momento histórico que representó el paro nacional.
Jazmín Espinosa
Estudia Desarrollo Territorial Rural en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso Ecuador) y enfoca sus análisis en conflictos territoriales que permitan el uso de métodos noviolentos. Su tesis de pregrado se titula “Violencia y No violencia como estrategias de liberación en Sudáfrica contra el apartheid 1948 – 1994”.
Publicado: 04 de agosto del 2022