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  • Oct 16, 2022
  • 7 minutes

Así surgió el Capítulo Étnico en el Acuerdo de Paz de Colombia


Noah Rosen y Ana I. Rodríguez Iglesias

El 24 de agosto de 2016, los pueblos étnicos de Colombia alcanzaron un gran logro: en los últimos días, antes de que el gobierno colombiano y las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) firmaran su histórico acuerdo de paz, los líderes del movimiento afrocolombiano e indígena se sentaron y escribieron su propio capítulo para salvaguardar los derechos étnicos de sus pueblos. Este texto de apenas cuatro hojas de extensión se conocería como el Capítulo Étnico, el primer conjunto de principios y salvaguardas específicas para grupos étnicos dentro de un acuerdo de paz a nivel mundial.

El éxito de estos pueblos es un ejemplo excepcional del uso de una estrategia de acción noviolenta que incluyó la secuencia táctica y la construcción de consenso interétnico. Mientras que los líderes afrocolombianos generaron el impulso inicial para el Capítulo Étnico y desarrollaron vínculos con fuentes de apoyo internacional cruciales, el movimiento indígena desempeñó un papel decisivo en las acciones de movilización en el país que llevaron al gobierno colombiano a la mesa de negociaciones con estos grupos étnico-territoriales.

La historia del Capítulo Étnico se inicia en 2012, cuando se dieron a conocer las primeras noticias de que había serias negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno colombiano. Como nos contó Marino Córdoba, representante internacional de la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes), algunas organizaciones negras sintieron que, en un momento crítico de la historia de Colombia, sus voces estaban siendo excluidas. Los diálogos de paz fueron diseñados como un proceso cerrado entre los negociadores del gobierno y el secretariado de las FARC en La Habana, Cuba. Si bien se establecieron mecanismos para la participación de la sociedad civil, todas estas formas de participación se limitaron a consultas no vinculantes, a través de foros civiles, con expertos invitados y víctimas, y una plataforma en línea para propuestas ciudadanas.

El movimiento afrocolombiano sintió que este tipo de participación no vinculante era profundamente insuficiente dado que las minorías étnicas de Colombia han sufrido de manera desproporcionada las consecuencias del conflicto armado. Con esta motivación, los grupos negros buscaron una representación específica en el acuerdo de paz como sujetos políticos colectivos con derechos étnicos específicos. Marino Córdoba y Richard Moreno, entonces líder del Foro Interétnico De Solidaridad-Chocó (FISCH), organizaron una reunión en Chocó en 2013 con representantes de las principales organizaciones negras del país. Córdoba nos lo cuenta así:

El análisis que hicimos de los borradores de los Acuerdos de Paz fue que los negros no estaban reflejados en el acuerdo. Se olvidaron que el país tiene una diversidad étnica, cultural y de género. La apuesta era ganar el apoyo de Estados Unidos. Pero, Afrodes por sí solo no podía ser una voz fuerte, necesitábamos más voces para tener más éxito.

Nueve organizaciones negras acordaron lanzar el Consejo de Paz Afrocolombiano (Conpa) en 2013, una plataforma afrodescendiente para temas relacionados con la paz. Durante los tres años siguientes (2013-2016), Conpa lideró un esfuerzo concertado para acceder a las negociaciones de paz, comenzando con una campaña internacional en alianza con la Oficina de Washington para América Latina (WOLA). En 2015, Conpa hizo una gira por EE.UU., en la que realizó una serie de encuentros con actores políticos de alto nivel. Las reuniones dieron como resultado que representantes de alto nivel de la Casa Blanca y el Congreso de EE.UU. presionaran al gobierno colombiano para abrir negociaciones sobre la participación étnica. Con el apoyo de los aliados políticos en Washington, Conpa consiguió una serie de reuniones bilaterales con funcionarios colombianos, incluido el jefe negociador Humberto de la Calle. El propio De la Calle nos explicó en una entrevista que fue en esa reunión de noviembre de 2015 cuando empezó a entender la importancia de incluir a los pueblos étnicos en el proceso.

Estos vínculos internacionales allanaron el camino para articular alianzas con las organizaciones indígenas. En particular, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Todd Howland, nos relató que se dio cuenta de que ambos grupos étnicos estaban pidiendo demandas similares al gobierno nacional e invitó a representantes de ambos grupos a una reunión para armonizar sus esfuerzos. Luego de la reunión, las organizaciones indígenas Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y Gobierno Mayor se unieron a Conpa para lanzar la Comisión Étnica por la Paz y los Derechos Territoriales el 8 de marzo de 2016.

En Colombia, la Comisión Étnica estableció una línea directa de comunicación con las FARC a pesar de la historia de relaciones amargas entre las organizaciones de la Comisión Étnica y el grupo armado. Luis Fernando Arias, de la ONIC, encabezó las negociaciones con las FARC, que generaron dos acuerdos: las FARC apoyarían la propuesta de Capítulo Étnico que elaboró ​​la Comisión Étnica y la guerrilla no firmaría el acuerdo de paz hasta que se incluyera el Capítulo Étnico.

Sin embargo, a pesar de la presión internacional, el acuerdo con las FARC y las múltiples promesas previas de funcionarios de gobierno de reunirse con la Comisión Étnica, la audiencia solo se realizó después de la movilización en las calles de organizaciones indígenas, campesinas y negras reunidas en la Minga Agraria Campesina, Étnica y Popular entre el 31 de mayo y el 12 de junio de 2016. La acción decisiva se dio cuando dos organizaciones indígenas, el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y la ONIC, bloquearon la carretera Panamericana, obligando al gobierno a negociar un conjunto de compromisos que incluían una reunión entre los negociadores de paz del Estado y la Comisión Étnica.

El 26 y 27 de junio de 2016, el gobierno se reunió con la Comisión Étnica y acordó que el Acuerdo de Paz requería compromisos específicos con los derechos étnicos. Los grupos étnicos fueron los encargados de diseñar una propuesta para el Acuerdo. Su borrador fue enviado al gobierno a principios de julio de 2016, sin embargo, a finales de agosto, se filtró información a la Comisión Étnica de “que las partes planeaban anunciar el acuerdo final en La Habana al día siguiente” sin respuesta sobre el Capítulo Étnico redactado. Con el apoyo de la comunidad internacional y en especial del enviado de paz de Estados Unidos, la Comisión Étnica tomó acción directa para no quedar fuera de la reunión de negociación y al día siguiente, el 24 de agosto, representantes de la Comisión Étnica volaron a Cuba.

En la isla, la Comisión Étnica se reunió con los negociadores de paz. Según afirman las personas presentes en la reunión, se les dijo que tenían apenas dos horas para acordar un texto que no debía tener más de una página de longitud. Las restricciones de tiempo y extensión consternaron profundamente a la Comisión Étnica, que había escrito una propuesta de 20 páginas para el Capítulo Étnico. Después de una hora y media discutiendo la extensión del texto, lograron ampliar un poco los límites y, en la hora siguiente, recurrieron a la experiencia de tres mujeres —una miembro del equipo técnico del gobierno, una asesora indígena de la ONIC y una lideresa afrodescendiente— para escribir el texto final. El producto fue un documento breve pero completo, con principios y garantías para proteger los derechos étnicos en el Acuerdo de Paz. La capacidad de la Comisión Étnica para armar lo que era en esencia una propuesta completamente reformulada y que, sin embargo, reflejaba los objetivos centrales de los líderes afro e indígena, es quizás el ejemplo más claro de la fuerza de los lazos que surgieron entre los dos movimientos a lo largo de los años que abogaron por su inclusión en el proceso de paz.

Casi seis años después de la firma del Acuerdo de Paz, el gobierno colombiano ha fallado sistemáticamente en implementar el Capítulo Étnico. Las comunidades étnicas continúan sufriendo violencia estatal y no estatal en sus territorios colectivos. Sin embargo, esto no socava la importante victoria interétnica representada por el Capítulo Étnico que requirió una secuencia coordinada de tácticas que impulsaron con las distintas fortalezas de cada movimiento: los líderes afro desarrollaron alianzas internacionales, los líderes indígenas lideraron una protesta decisiva en el terreno y negociaron un acuerdo con las FARC y hubo un compromiso unido por objetivos compartidos en un momento de extrema coacción, en el que la Comisión Étnica reconstruyó sus propuestas en cuestión de horas.

La Comisión Étnica continúa existiendo y es la plataforma principal para exigir la implementación total del Acuerdo de Paz de Colombia, como la única forma de avanzar en la paz integral.


Ana Isabel Rodríguez

Es profesora de la Universitat Internacional de Catalunya y miembro del grupo de investigación GLOBALCODES (globalization, conflicts, security and development) de la Universitat Ramón Llull. Es doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad de Coimbra y MA en Estudios de América Latina por la Universidad de Georgetown.

Noah Rosen

Es doctor en ciencias políticas por American University. Su investigación se enfoca en la implementación de la paz y en la organización étnico-territorial del movimiento afro en el Pacífico colombiano. Ha publicado en las revistas Latin American Research Review y Colombia Internacional.

Publicado: 16 de octubre del 2022

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