“Hablamos de que en el futuro solo sobrevivirá gente rica y fascista, flamantes dueños de los recursos naturales. Se irán del norte, donde todo se derrite, donde mueren por cientos de golpe de calor, y se apoderarán de los pocos bosques que dejen los bolsonaros. Terminarán desalojándonos de nuestros sures”. Gabriela Wiener
Alba Silva
La comodidad y el individualismo, tan propio de la modernidad líquida, nos apartan de los problemas y las luchas que sobrellevan otros. Desde 2019 observamos, perplejos pero lejanos, los incendios en el bioma amazónico. Los noticieros nos informan con respecto a las demandas y luchas de los pueblos indígenas, sin embargo, nada nos interpela. El ritmo de la “urbe” nos obliga a seguir.
La amazonía, el bosque tropical más grande del mundo, abarca con su biodiversidad los territorios de Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Surinam, Guyana y Guayana Francesa. Ahí se observan diversas luchas por el respeto de los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas y sus territorios. Una de estas luchas se lleva a cabo por las mujeres indígenas del Ecuador, Perú y Colombia, que han creado la Alianza Ceibo como una forma de resistencia al intervencionismo del Estado, la empresa privada y los grupos armados.
La Alianza Ceibo se configura a través de la resistencia noviolenta interétnica, conformada por las nacionalidades kofán, siona, siekopani y waorani. Los pueblos kofán y siona están ubicados en la frontera entre Ecuador y Colombia; el pueblo siekopani habita la zona de Pë’këya, Lagarto Cocha, entre Ecuador y Perú; y el pueblo waorani, aunque ha sido desalojado de sus territorios, resiste desde las provincias de Napo, Orellana y Pastaza (Ecuador).
Alianza Ceibo está organizada bajo el liderazgo de mujeres indígenas, que han recibido la aprobación de sus comunidades para que las representen en la promoción de reclamos pacíficos ante procesos de coerción estatal. La explotación petrolera, la contaminación y la amenaza a la cultura de las poblaciones de la amazonía, produjeron la unión de las nacionalidades. Estos problemas comunes dieron vida a la Alianza en el 2011, con el principal objetivo de implementar un plan de mantenimiento del agua.
Nemonte Nenquimo es una de las fundadoras de Alianza Ceibo. En 2019 fue elegida como la primera mujer en presidir la organización Waorani. En el mismo año, la lideresa logró, mediante un fallo judicial, la protección de 180.000 hectáreas de selva amazónica para impedir que el Estado ecuatoriano realice perforaciones petroleras. Nemonte está ligada al movimiento indígena con campañas pacíficas de alcance nacional e internacional, incluso ganó el premio Goldman por su defensa al medio ambiente.
Así como Nemonte Nenquimo existen voces femeninas fuertes que se enfrentan a estructuras patriarcales, en una resistencia que sobrepasa los límites fronterizos de los estado-nación. Estas mujeres pertenecen a las nacionalidades kofán, siona, siekopani y waorani. Su hogar es la amazonía: “somos resistencia de la selva, de amor y de paz”.
Las estrategias de resistencia civil noviolenta de las lideresas indígenas consisten en la realización de manifestaciones pacíficas —plantones o congresos— para dejar escuchar su voz, sea en el plano mediático nacional o internacional. Otras acciones —poco convencionales y disruptivas— consisten en la participación de las mujeres en las guardias amazónicas, que son cuerpos de vigilancia que impiden el ingreso de la empresa privada, de grupos armados o del crimen organizado. De hecho, en ciertas zonas de conflicto, como ocurre en Colombia, actúan como mediadoras y como agentes de paz.
Las guardias indígenas realizan largos recorridos por las comunidades con el objetivo de monitorear y mapear sus territorios e impedir el ingreso de amenazas externas. A pesar de que los gobiernos han estigmatizado y criminalizado las guardias amazónicas, estas tienen amparo en los derechos de los pueblos indígenas. La Constitución de Ecuador, en su artículo 171, establece que: “las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales, con base en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito territorial, con garantía de participación y decisión de las mujeres”.
Por su parte, la Corte Constitucional también se ha pronunciado y sostiene que la creación de una guardia indígena “forma parte de sus usos y costumbres y responde a la facultad que tienen las comunidades y pueblos indígenas para la generación y ejercicio de la autoridad dentro de su territorio ancestral, de conformidad con lo prescrito en el artículo 57 numeral 9 de la Constitución, sin que por ello pueda considerarse per se que exista una policía o milicia paralela”.
Las inspecciones realizadas por las guardias son extensas y se oponen a invasiones violentas no solamente del Estado, sino también de grupos armados. En la actualidad, las guardias se han respaldado de instrumentos tecnológicos como drones, GPS y cámaras para documentar los daños que dejan las actividades extractivas. Por ejemplo, en el año 2018, descubrieron que el Estado ecuatoriano había otorgado concesiones mineras, sin consulta previa. Este caso fue llevado a los tribunales y lograron cancelar cincuenta y dos operaciones mineras que abarcaban una superficie de 32.000 hectáreas de territorio amazónico.
Por otro lado, no es excluyente a la resistencia civil noviolenta, el uso de medios judiciales como métodos del ámbito de resolución y transformación pacífica de conflictos. En efecto, las organizaciones indígenas han interpuesto demandas y recursos legales para obtener títulos de propiedad de los territorios, alcanzando notables logros. Por ejemplo, la Corte Constitucional de Colombia detuvo la exploración de petróleo en 52.600 hectáreas de territorio Siona, en la región del Putumayo; o, como en el caso de Ecuador, la Corte Constitucional ha fallado a favor de los pueblos y nacionalidades indígenas para establecer un precedente a nivel nacional sobre la consulta libre, previa e informada de los pueblos y nacionalidades indígenas.
La resistencia noviolenta que practica Alianza Ceibo por medio de las guardias amazónicas es exitosa, a pesar de que los fallos judiciales no sean ejecutados a cabalidad por las autoridades. El hecho de que exista un precedente legal fortalece la lucha de los pueblos indígenas. Además, indica que la resistencia ejercida por Alianza Ceibo es estratégica y conjuga la resistencia noviolenta con métodos de exigencia dentro del ámbito jurídico estatal. Uno de los logros más recientes fue la creación del Mandato de Guardia Indígena firmado en Ecuador por más de veinte y siete nacionalidades, el 11 de septiembre del presente año.
Los procesos y el camino de resistencia noviolenta llevado a cabo por las lideresas indígenas es persistente y apunta a varios ejes temáticos de lucha, tal como lo señaló Gene Sharp: para lograr experiencias exitosas no es suficiente optar por la resistencia noviolenta, ni tener una voluntad férrea para resistir. Es necesario contar con una serie de condiciones que permitan el ejercicio de resistencia.
La lucha indígena, precedida principalmente por mujeres, es un ejemplo de resistencia valiente y altruista. Es valiente porque en el desequilibrio de poder no combate a un solo actor, sino a una multiplicidad de actores tales como los Estados, los empresarios, los grupos armados. Además, su lucha combate la violencia estructural de género desde la agencia ejercida por actoras de cambio, para resistir incluso dentro de las comunidades con programas que defiendan a la mujer, sus derechos y su campo de participación. Y es altruista porque están defendiendo sus hogares, que es el hogar de todos, el pulmón del mundo, y una fuente inagotable de conocimientos ancestrales.
“No esperen que sólo los pueblos indígenas defendamos la amazonía, es una lucha de todos», nos recuerda Nemonte Nenquimo.
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Alba Silva
Abogada y tesista de la maestría de investigación en Relaciones Internacionales en Flacso, Ecuador. Cuenta con publicaciones académicas en la Universidad de Buenos Aires, Universidad Militar de Bogotá y en la revista de la Corte Constitucional del Ecuador.
Publicado: 22 de octubre del 2022