Anónimo
Hoy, aunque la incertidumbre inunda nuestras mentes, tenemos plena certeza de una cosa: la Nicaragua de antes ya no existe. La población decidió no callar más y mostró su descontento contra una dictadura que se aferra al poder. La respuesta opresiva por parte del gobierno generó una grave crisis sociopolítica, que comenzó en abril del 2018 con una serie de protestas estudiantiles contra la reforma al sistema de seguridad social —extendiéndose a otros sectores de la sociedad. Estas fueron inmediatamente reprimidas por el régimen, desatando una espiral de violencia que dejó cientos de muertos y miles de heridos.
Fue en ese contexto de represión que, para preservar la vida de los manifestantes, se adoptaron formas de protesta distintas a las manifestaciones y concentraciones, como el activismo creativo digital o también llamado artivismo. Varias personas, desde el anonimato o seudónimos para proteger nuestra identidad, comenzamos a elaborar ilustraciones digitales motivacionales y de sátira como acto de protesta —esta se volvió nuestra trinchera.
La elaboración y publicación de estas ilustraciones inició de manera orgánica, desorganizada y sin planificación. Fue una respuesta rápida motivada por la represión evidente que el gobierno ejercía contra las manifestaciones. Sin embargo, a medida que las ilustraciones cobraban popularidad, fue necesario diseñar y planificar una campaña ordenada en redes sociales para enviar los mensajes de protesta de forma más contundente, orientada y amplia.
La campaña fue diseñada de tal manera que se creó un perfil en redes sociales con el fin de publicar ilustraciones de manera semanal con la etiqueta #SOSNicaragua. Este hashtag se usó como una denuncia pública por la crisis sociopolítica nicaragüense en abril de 2018. De esa manera, de forma orgánica, las ilustraciones pudieron ser vistas por las personas interesadas en el desarrollo de acontecimientos o noticias relacionadas a las protestas sociales.
Un factor innegociable de la campaña era que en nuestras ilustraciones se utilicen elementos icónicos de la cultura nicaragüense como el lenguaje popular, los colores o los símbolos nacionales. De esta forma, las personas se podrían identificar más fácilmente con nuestros mensajes de resistencia pacífica y protesta noviolenta. Esta campaña requería seguir muy de cerca las noticias y eventos en Nicaragua ya que la información alimentaba la producción de las ilustraciones, cuyo objetivo inicial era denunciar la violación a los derechos humanos y la represión de las manifestaciones por medio del arte.
Sin embargo, esto hacía que el tema de las ilustraciones fuera sumamente restringido. Hubo semanas que no había acontecimientos nuevos. Entonces, se decidió incluir en las ilustraciones historias reales de solidaridad entre la población bajo un contexto crecientemente represivo. El propósito de esto no solo fue hacer ilustraciones de protesta sobre el gobierno —y mantenerlo como tema principal—, sino recopilar estos actos de humanidad que demuestran la nobleza que persiste en el pueblo nicaragüense.
Si bien la campaña original se modificó para adecuarse a la realidad y el contexto que se vivía en el país, este cambio tuvo resultados positivos inesperados. Las ilustraciones de motivación y solidaridad se difundieron ampliamente. En poco tiempo, las ilustraciones fueron compartidas por miles de personas en todo el país e inclusive entre la diáspora nicaragüense, convirtiéndose en una forma muy efectiva de ofrecer un mensaje de esperanza y resistencia noviolenta a un público sumamente amplio. A raíz de esta popularidad, fuimos contactados por organizaciones sociales que nos pedían ilustraciones relacionadas a su misión institucional, particularmente en temas de la participación de mujeres en la resistencia noviolenta. También nos solicitaron permisos para usar nuestras ilustraciones en portadas de libros y pancartas.
A medida que se intensificaban las protestas, el gobierno se volvía cada vez más aislado y desesperado por mantener el control. Sin embargo, nuestro trabajo en las redes sociales y otros medios digitales había creado una nueva forma de resistencia civil noviolenta que no podían controlar ni reprimir: el activismo digital se volvió cada vez más importante. Nos convencimos de que podíamos llegar a más personas a través de las redes sociales que en las calles, donde la represión era cada vez más brutal y donde la seguridad e integridad de los manifestantes estaba significativamente comprometida. Con nuestras ilustraciones digitales enviamos mensajes de apoyo y motivación a personas que estaban aisladas, asustadas, heridas o exiliadas, mientras que también denunciamos las violaciones a los derechos humanos que estaban ocurriendo.
Aunque el trabajo como activistas digitales es pacífico y noviolento, no ha estado exento de riesgos. Hemos recibido amenazas y ataques cibernéticos y hemos sido cuidadosos para proteger nuestra identidad, publicar nuestras ilustraciones en línea y navegar cautelosamente por la web. La censura, la difamación y el acoso en línea son formas de violencia digital que han sido utilizadas por el gobierno para silenciar a los activistas y limitar la libertad de expresión en línea. Ejemplo de esta violencia digital perpetuada por el gobierno es la Ley Especial de Ciberdelitos, conocida por la población como “Ley Bozal”. Esta norma entró en vigor el 30 de diciembre de 2020 y permite criminalizar a las personas que critican o cuestionan el gobierno de Daniel Ortega a través de redes sociales. Otro ejemplo es la usurpación de números telefónicos de canales informativos críticos al gobierno: el fin es silenciarlos y sustituir sus mensajes con información afín al gobierno.
Pero, estos riesgos no nos han disuadido de seguir luchando ante realidades que deben cambiar. A pesar de la violencia y la represión, los activistas digitales hemos logrado mantener viva la llama de la resistencia pacífica y hemos demostrado que la creatividad y el arte pueden ser herramientas muy poderosas en la lucha por la justicia social y la democracia.
Sin lugar a duda, el activismo digital en Nicaragua surgió como una herramienta crucial para denunciar la represión y promover la resistencia pacífica frente a un gobierno dictatorial que ha limitado la libertad de expresión y la participación ciudadana. El activismo digital nos empodera para seguir protestando ante la opresión desde un espacio más seguro.
Este artículo se publica bajo anonimato para proteger la seguridad personal de la persona que trabajó este texto, quien vive en contextos de represión y hostigamiento político en su país.
Texto realizado en alianza con FES y publicado el 21 de junio del 2023