El megaterio del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid es el primer vertebrado extinto cuyo esqueleto fue reconstruido en un museo en el mundo. Manuel de Torres, un fraile dominico, exhumó sus huesos fósiles en una barranca de un pequeño afluente del Río de la Plata en 1787. Era un animal grande y extraño, “una maravilla y providencia del Señor.” Sus restos fueron envueltos en siete cajas y enviados al Real Gabinete de Historia Natural en Madrid. Una vez desembalado, el taxidermista y pintor del gabinete, Juan Bautista Bru, lo montó y dibujó, lo que permitió que fuera visto, presencial y virtualmente. Uno de sus testigos remotos, un joven llamado Georges Cuvier, resolvió el misterio de su identidad desde París al contemplar y examinar unas copias de los dibujos de Bru. Lo llamó megatherium, “la gran bestia”, un perezoso gigante y extinto. Durante unos años su extraña anatomía sirvió a diferentes programas: unos lo emplearon para defender el poderío de la naturaleza americana, otros para ilustrar teorías transformistas y alguno más incluso para argumentar que su “egregia monstruosidad” probaba la existencia de Dios.