Jorge David Segovia
21 febrero, 2020 2020-02-21 21:17A ver, ¿cómo les cuento algo de mí que sea claro, pero no extenso y ameno, pero no vanidoso? Bueno, ahí va, veamos cómo sale: hace casi treinta años la noche del 17 de julio de 1990 en Quito a las 22:30 con todos los doctores y enfermeras asustados porque quien escribe no quería salir del plácido vientre de mi madre, nací vía cesárea.
Tal vez y por eso es que me encanta todo lo que tenga que ver con agua: nadar (en donde sea, piscina, playa o tanque de agua), tomar cerveza ¡Sí, todo lo que tenga que ver con agua! Y a la vez no me gusta el frío: tolero Quito por el cariño que le tengo y sobre todo por ser centro de las Ciencias Sociales en Ecuador. Soy feliz cuando paso tiempo en ciudades calurosas. Bueno, les sigo contando mi travesía desde mi azaroso nacimiento.
De ahí, viví de corrido por 17 años en un pueblito llamado Pujilí, que ahora es un pueblazo, en dirección sur a dos horas en carro desde la capital de Ecuador. Lo más bonito de esta época: levantarme todos los días y tener frente a mi ventana el volcán Cotopaxi, todo imponente cubierto de nieve y con un cráter muy notorio; creo que esa experiencia contemplativa fue la razón por la que cada uno de los días de mi adolescencia llegué atrasado a la secundaria, pero bueno ese es otro tema.
Siempre me he caracterizado por experimentar y hacer diversas cosas como ejercicio de autoconocimiento (eso creo) y aporte a los lugares en donde pertenezco, muy normal en mí: temporalmente. Así, estuve en un proyecto educativo de una comunidad religiosa por alrededor de dos años en donde prácticamente conocí todo el país. Allí supe que me apasiona la pedagogía, pero no la profesionalicé porque después de esta etapa salí con un millón de preguntas estimulantes sobre “la sociedad” (como la llamaba en esa época). Así que termine por estudiar Sociología política, sin saber a qué mismo es que me metía. Fue una experiencia maravillosa en donde siempre me sentí como en casa: por fuera de los estudios, jugué a ser dirigente político, director técnico de fútbol, guía turístico, becario, y así por el estilo, sumado a la experiencia muy enriquecedora de poder viajar por varios países durante esta época por medio de mi U. Al final de cuentas, tras todo un navegar y faltando un mes para que expire el tiempo de entrega de tesis me gradué hablando de cómics con un estudio sobre la producción de la primera serie de Capitán América en 1941, proceso al cual le tengo mucho cariño porque fue el puente para estar ahora narrando esta bio para la página de nuestra maestría.
Bueno, espero se estén entreteniendo, en todo caso les sigo chismeando de mí: me apasiona la producción de conocimiento y por eso le tengo alergia a los dogmas religiosos y políticos. Me muevo dentro de los análisis políticos coyunturales nacionales e internacionales, en este sentido ahora estoy trabajando el tema de capitalidades, el caso de Quito. Amo los estudios culturales enfocados en la industria cultural y la literatura popular, dentro de esta área sigo trabajando el tema de los superhéroes como figuras normativas del comportamiento de segmentos sociales en nuestra era secular; y ligado a esto, gusto del estudio de masculinidades en un tiempo en donde lo masculino tradicional esta roto y es imperante repensar nuestra masculinidad en un mundo totalmente diferente al que se nos enseñó “ser hombre” por parte de nuestros padres y abuelos. En este sentido, el estudio de los afectos y las sexualidades enmarcados en la industria cultural también me fascina.
De yapa les cuento que colaboro en temas de Antropología médica y shamanismo femenino. ¡Esta buena la cosa, yo recién me estoy empapando y me estoy divirtiendo! Finalmente, mi pretexto académico para estar en esta maestría es el estudio del Danzante de Pujilí (el pueblito que me vio crecer), figura de la fiesta de Corpus Christi como ícono de la identidad de esta localidad de los Andes ecuatorianos.
Para los que se quedaron hasta el final de esta micro historia de vida, quiero compartirles una experiencia muy particular en esta maestría: sin la mínima expectativa me encontré con gente de todos los lados del país y de América Latina, con la cual durante este tiempo, con unos menos y con otros más cercanía, me he sentido motivado, contenido y estimulado a dar lo mejor de mí, porque algo que valoro de nuestro grupo es que hemos hecho sinergia al fijarnos y alentado en lo que nos une y respetando lo que nos separa. Fruto de eso es nuestro equipo de fútbol que se llama “Pan-Óptico” y cada vez que jugamos es una fiesta en las gradas y en la cancha: para la fecha que escribo esta bio nos va muy bien en nuestro primer torneo en FLACSO y esperamos seguir así en todas las áreas de nuestra vida estudiantil de maestrantes. Esas han sido mis idas y vueltas en las casi tres décadas que llevo de vida, espero haber sido claro, pero no extenso y ameno, pero no vanidoso. Y con esto y un bizcocho les agradezco su atención y quedarse hasta el final; espero haber aportado aunque sea con un micro rato divertido porque si estas leyendo esto es porque te interesa full la maestría o la naufragaste en la web.