En Sacha, Ecuador, la sequía del 2024 y las de años anteriores han afectado los medios de subsistencia de sus habitantes y ha intensificado la movilidad de los jóvenes hacia ciudades o el extranjero, replicando un patrón migratorio de larga data. Mientras algunos comuneros han migrado, otros han optado por quedarse y fortalecer, con el apoyo de fundaciones, estrategias de resiliencia como la diversificación de su fuente de ingresos y el turismo comunitario. Además, en la comunidad y la provincia de Cotopaxi circulan narrativas que asocian la sequía con el impacto de los monocultivos de brócoli, el uso de cañones antigranizo y avionetas que estarían ‘bombardeando las nubes’. Estas percepciones reflejan la incertidumbre y los conflictos en torno a la gobernanza ambiental y la justicia climática en la región.
