La memoria colectiva es la pervivencia del recuerdo, activo y construido constantemente desde el presente: con el eco de la fiesta a partir de la repetición y la complicidad colectiva. La memoria suena a fiesta, pero también a testimonios donde se escucha el nombre de los desaparecidos, donde la presencia se manifiesta a través de la narración que canta, del lugar que ya no existe, de los cuerpos que aún no se encuentran. Suena la memoria a exigencia: justicia, reparación y respuesta. Suena la memoria con cada paso que avanza y el suelo que pisa: la persona que queda y que aún recuerda.